EL CUENTO NUMERO DOCE, artículo publicado en el Diario de Pontevedra el día 10 de mayo de 2015
Once Cuentos de Fútbol es una obra muy poco conocida del genial Nobel español Camilo José Cela, de la que casi nada y pocos saben, pero un cítrico exquisito del cual se puede exprimir un gran jugo.
Sí, seguramente esa misma cara de extrañada que tiene en este momento la persona que esté leyendo estas letras es idéntica a la yo puse cuando su hijo, Camilo José Cela Conde me mostraba esta joya literaria de su padre.
Esta genial creación literaria comenzaba su circulación un 27 de noviembre de 1963 cuando, la imprenta “Héroes S.A.” sacó a la luz el libro mencionado. Esa obra era auspiciada por la entonces Editorial Nacional, editorial dependiente del ministerio de Información y Turismo. Este hecho deja patente la prueba de la materialización de una tregua entre las diferencias de Cela y la administración del general Franco, gracias a la intercesión y las buenas artes del entonces Ministro Manuel Fraga Iribarne.
Once Cuentos de Fútbol lo conforman 11 historias distribuidas en cuatro libracos precedidos de un prólogo y rematados con el colofón correspondiente; todas ellas acompañadas de una singular y personalizada ilustración, realizada a tal efecto para cada historia por el pintor José Sáinz González (alias Pepe), gran amigo de Don Camilo quien, a su talento indudable, hay que añadir la nada despreciable circunstancia de su edad :8 años. Combinación excelsa entre dos artistas cuyas edades sumaban entonces, 55 años. ¡Otra genialidad de nuestro Nobel!.
De haber vivido en este momento Don Camilo, no me cabe la menor duda que volvería a dar vida a Don Teopempo Luarca Novillejo (alias Pichón), embalsamador de futbolistas. Es este señor el protagonista de uno de esos cuentos “El Tratillo” y, si trasladase su esencia y proceder a 2015 dando cabida en la historia a la que ha montado el presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Ángel María Villar, poniendo voz a las palabras de la esposa del Sr. Luarca Novillejo, Doña Filonila cuando recitaba a su marido, ¡gobiernos vanamente queréis hacer un óbice de lo que es un gran signo de paz entre los pueblos!. Estoy convencida que sería este, el tema del cuento número doce.
Porque si bien es cierto que los cuadros de Pepe sí contienen futbolistas, árbitros y demás oficios relacionados con el tema , poco fútbol cabe esperar que el lector encuentre en el contenido de esos cuentos que se dicen de fútbol, exactamente igual que en las excentricidades de Ángel María Villar.
Otro capítulo de la historia interminable a la que ya nos tiene acostumbrados el Sr. Villar, con el mismo denominador común de sus esperpénticas salidas de tono que, lo único que hacen es evidenciar que está más embalsamado que vivo (como los jugadores naif que acompañan a las peripecias de Don Teotempo dibujados por el pequeño amigo de Cela).
Sale a los medios y se erige como única voz de la RFEF anunciando una huelga por no estar de acuerdo con el contenido del Real Decreto-Ley sobre el reparto del dinero de las televisiones y,aprovecha para acusar al gobierno de España de "actitud irrespetuosa" para con ellos.. Señor Villar le diré que hay muchos presidentes de clubes, por no decir la mayoría que no secundan su propuesta.
Pero..., ¡qué casualidad!, en un plis plas, se suben al carro la AFE (que es la Asociación de Futbolistas Españoles) y, los que aparecen en los medios dando cuartelillo a la propuesta de Villar los futbolistas de contratos de innumerables ceros; porque, parece ser, ¡pobrecitos!, no les llega el sueldo que cobran y reclaman unos porcentajes específicos sobre los derechos de emisión, además de estar bastante cabreados por si la Agencia Tributaria les va a inspeccionar las falcatruadas que, disfrazadas bajo fórmulas de ingeniería financiera, permanecen disfrazadas para no pagar lo que sí, pagamos en impuestos el resto de los españolitos.
Pues vayan ustedes a la huelga por no decirles que se vayan a otro sitio, soy muy educada.
La verdad, como en las historias de Cela, de fútbol poco tiene ésta y en una España donde los clubes de fútbol tienen unos privilegios escandalosos a la hora de hacer efectivas sus deudas con la Seguridad Social y con Hacienda y, los señores futbolistas estrellas que cobran por derechos de imagen más que por jugar, tienen la desfachatez de plantar cara Hacienda.
Si lo llegamos a hacer cualquiera de los demás … pobre de nosotros... Esto es de locos, ¿de verdad ustedes se creen Sr. Villar y secuaces, que vamos a aplaudirles y secundar su decisión?. Gente hay para todo, pero las personas sensatas no lo haremos.
Después de permanecer impasible a lo largo de estos días ante las justificaciones de la convocatoria de esta tan llevada y traída amenaza de período de inactividad fulbolera, (dicho lo cual, espero que le descuenten a los que no trabajan lo que le corresponde como al resto de los trabajadores), hoy más que nunca tengo claro que la causa desencadenante de su esfuerzo deportivo no es una causa noble, no es “el amor a la camiseta”o “el espíritu deportivo” , sino su interés por un sueldo elevado, las regalías y los premios.
El deportista profesional no “juega”, trabaja; y quienes lo patrocinan tampoco están “fomentando un deporte”, están realizando un negocio. Así se explica la proliferación de clubes “dueños” de uno o varios equipos y la profesionalización de los deportistas en España y en todo el mundo y, los presidentes de organismos futboleros que pretenden hacer de su sillón el trono hereditario digno de un rey, el cual solo será abandonado por causa de abdicación o muerte.
Es alucinante que este sea un problema social cuando, por ejemplo, un padre de familia es desahuciado por no pagar la hipoteca, cuando un anciano deslomado por trabajar de sol a sol toda su vida vive con una pensión mínima... (bueno eso de vivir), cuando los autónomos que mantienen este país cada día que abren la puerta de su negocio es una aventura llena de clientes, IRPF, cuota mensual a la seguridad social, IVA...; cuando una madre tiene que ejercer de madre, padre y trabajar al mismo tiempo sin apenas ayuda; cuando en una familia no entra ningún ingreso... esos son los verdaderos problemas a los que tiene que hacer frente la sociedad y en lo que tiene que seguir preocupándose, como a mi juicio lo está haciendo,y de forma acertada, el gobierno de este país y no pararse en tonterías y caprichitos de niños ricos amparados por un Don Teotempo Luarca Novillejo, alias Pichón, abanderando la causa de sus pretores.
Y aun así, habrá alguien que me diga, ¡pero qué estás diciendo insensata esa gente cobra lo que cobra porque lo genera!; ¡oído cocina!, pues si lo cobran que lo paguen como todos, sin trampas y si es cierto que lo generan... por qué tienen tanta deuda los clubes?, que alguien me lo explique, sino que no me cuenten más cuentos, que no me los creo.
Porque señores del fútbol, sepan ustedes que, si quiero cuentos, ya tengo los de Don Camilo que, con esta historia, quizá hubiese escrito el número doce.
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