EL DIA QUE GANAMOS TODOS, artículo publicado el día 24 de mayo de 2015
Si estuviésemos en diciembre, quizá pudiéramos enlazar este título con el del día del sorteo de la Lotería de Navidad. Ese día, en el que prácticamente, todos los españoles y españolas tienen una participación en el sorteo. Día, en el que las colas de personas a la hora de abrir las puertas del local habilitado a tal efecto, acceden al salón llenos de ilusión y, formando una inmensa algarabía. Tampoco debemos olvidar, la figura de algún que otro notas, ataviado con ropajes de lo más extravagantes con la sola intención de salir en la tele.
Recuerdo perfectamente la transmisión del evento desde que era pequeña, pero lo que antes me viene a la cabeza, es la voz de su eterna locutora, Marisa Abad; la cual, a veces sola, a veces acompañada de José Luis Uribarri. cantaban el gordo, felicitaban a los premiados, y enseguida daban paso, a todas las conexiones, a lo largo y ancho de nuestra piel de toro; para acudir a los lugares donde la diosa Fortuna había tocado con su dedo, y en donde los agraciados, celebraban llenos de júbilo que eran, en mayor o menor medida, millonarios.
Recuerdo dos frases concisas de la mencionada locutora, cuando en las citadas conexiones entrevistaban a los vecinos que no habían tenido tanta suerte, los cuales, cuan mantra se tratase, año tras año repetían, “bueno, pero tenemos salud”, “ bueno, pero ganamos todos”.Esas dos frases resuenan en mi cabeza cual villancico navideño, “hoy es el día en que ganamos todos” u“ “hoy es, también el día de la salud”.
Pues hoy, día 24 de mayo, algo así como 35.000.000 de personas, tenemos el día para medir nuestra la salud democrática. Tenemos el día en el que podemos ganar todos.
Porque si es importante sentirse agraciado con alguna de las papeletas del gordo de Navidad, más deberíamos estar, por poder disponer de nuestra voluntad, tal y como nos parezca, y como nos de la gana; y hacerlo, a través de un derecho soberano, el derecho a decidir; cada uno lo que prefiera, pero todos con el mismo derecho, deber y misma oportunidad. Oportunidad de manifestar nuestra voluntad, a través de nuestro voto.
Tal y como dicta y garantiza nuestra Constitución Española de 1978, la soberanía reside en el pueblo. Sí, la soberanía, ese término tan abstracto y a la vez tan concreto, que no es otra cosa que el derecho de ejercer nuestra autoridad, a través de la elección de nuestros representantes.
En España, y según la LOREG (Ley Orgánica 5/1985, de 19 de junio, del Régimen Electoral General), podemos ser elegidos y elegir. ¿La manera?, mediante un sufragio universal, directo y secreto. Cuestión, en la que nos debemos congratular todos los españoles y en especial las españolas; porque accedimos a poder votar, mucho más tarde que el hombre. Una curiosidad: en España lo teníamos reconocido en la Constitución de 1931, aunque no se pudo ejercer hasta 1933; aunque vergonzoso es el caso de un país,, que presumía de democrático y económicamente avanzado como Liechtenstein, en donde las mujeres no pudieron votar hasta 1984. Por desgracia, aun sigue habiendo países en el mundo que les niegan ese derecho a la mujer.
Sigamos, y ahora voy a citar a Maquiavelo, el cual propugnaba que la sociedad, al igual que el gobierno, el derecho, la justicia y la moralidad, son productos humanos, que el hombre es libre de modificar u ordenar de acuerdo a sus deseos, razón por la cual, en la medida en que te abstengas de votar, estarás relegando a un nivel inicuo, el más importante de todos los derechos y el mas urgente de todos los deberes, cuyo ejercicio te permite modificar o conservar esos productos humanos.
También quiero hacer referencia y aquí, a la declaración de Gettysburg. En ella, Abraham Lincoln, definió la democracia como el "gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo"; lo que significa, que no estamos aquí para servirle al gobierno, sino que por el contrario, es nuestro gobierno el que debe servirnos a nosotros.
Tanto en cuanto, somos nosotros los ciudadanos y las ciudadanas, los que decidimos quién nos representará y cómo queremos ser representados; raíz y significado de uno de los mayores derechos que cualquier pueblo independiente puede tener: El derecho a votar.
Hay quienes, se preguntan si dentro de la universalidad de votantes, y los millares de votos, su voto cuenta para algo; en no menos ocasiones, hay quienes puede llegar a sentir que su voto no hace la diferencia para incidir en los resultados finales de la elección, y esa idea, no pocas veces nos lleva a concluir erradamente, que no vale la pena invertir tiempo en el ejercicio de un derecho, que al mismo tiempo es un deber; nada más incierto, pues cada voto cuenta y hace la diferencia en los resultados y cada vez que se ejerce esta potestad se construye la democracia, porque un voto “no es una cifra cualquiera, un voto es una pieza del puzzle que da cuerpo y consistencia a la Soberanía Popular en un Estado; bien en su conjunto, bien en las circunscripciones electorales correspondientes. En el caso de hoy, 13 comunidades autónomas y 8.122 municipios.
Dentro de múltiples razones más, es por ello, que en atención a nuestra consolidación democrática, debemos ser conscientes de que el voto hace responsables a los líderes locales y nacionales por las decisiones que toman, al tiempo que envía un mensaje sobre los asuntos que para el ciudadano son importantes, aun cuando el candidato votado no resulte ser el electo; ya que, con el ejercicio de nuestro derecho, materializado a través del voto, se confirma nuestro derecho como ciudadanos libres de elegir a nuestros gobiernos y de participar en la democracia. Sin votación, no hay democracia.
Soy consciente de muchas desilusiones personales y cabreos colectivos pero; cada uno de nosotros y nosotras tenemos la obligación votar de manera libre, universal, secreta, personal e intransferible, porque nace de una decisión íntima y personal, y no debemos dejar que otros decidan por nosotros.
Toda construcción democrática tiene avances, riesgos y amenazas, no obstante, debemos asumir que vale la pena interesarse por la construcción de nuestros espacios democráticos y una de las más altas formas de hacerlo, es votando. La democracia como forma de vida exige una participación activa, para evitar que con la pérdida del interés, caigamos en la indiferencia y en la apatía. La democracia como forma de gobierno exige, atención e inclusión para que no se genere insatisfacción; cuestión peliaguda, que tarde o temprano se manifestará en tensión y violencia, bajo cuyos riesgos degeneraríamos en un clima nefasto de no gobernabilidad.
Un voto responsable, libre y secreto puede construir el gobierno que merecemos; puede cambiar la historia, pero sobre todo, puede mejorar la vida de todos en este país.
Recordemos que la democracia no sólo se encuentra en la forma de gobierno, sino en el gobierno en su conjunto, y sobre todo en el respeto a los derechos humanos, civiles y políticos, prerrogativas y discurrir histórico que nunca serán respetados si nuestra abstención envía el mensaje de que no nos importa la democracia. Lo único que importa es tu participación, que votes.
Ejerce tu derecho como expresión de que te interesa el futuro de tu tierra, y de que tienes un compromiso con la democracia y sobre todo, vota para que puedas reclamar mañana, dentro de un marco de legitimidad, las promesas incumplidas.
Participa,y consigue que hoy, sea el verdadero día donde ganamos todos.
Comentarios
Publicar un comentario