"LA ESPAÑA CAINÍ", artículo publicado en Diario de Pontevedra el 8 de julio de 2018
Una vez que la selección
española de fútbol abandonaba el mundial de Rusia tras en un triste paseo por
el césped, en nuestro territorio otro partido nos tenía en vilo, El Partido
Popular.
Para politólogos de
formación como es mi caso, los procesos electorales internos de los partidos
políticos como el que estamos viviendo, nos aportan infinidad de datos de toda
índole susceptibles del análisis político durante y después de materializarse
el proceso, aunque hay uno que es denominador común en todos ellos, la práctica
del cainismo.
El pasado jueves, las
huestes que conforman la infantería popular, daban el primer paso en la
encomienda de aproar al partido en la consecución de una persona que lo presida
y lidere su singladura de nuevo hacia el Gobierno de España. Las expectativas
se cumplieron, tres eran los candidatos favoritos, y de ellos debían quedar dos
para una segunda vuelta, mientras tanto se esperaba que ganase Sáenz de
Santamaría y así fue.
Tan pronto se conocieron los
datos del proceso electivo, Sáenz de Santamaría y Casado salieron a comparecer,
y ya en esa primera intervención, es en donde la candidata más votada ofrecía
al segundo en número de votos la posibilidad de una lista de integración.
Casado manifestó que no estaba por la labor y que acudiría con la suya propia,
cuestión que fue aprovechada por varios de los candidatos con menor apoyo que ya
le ofrecían sus votos para ir todos contra una.
Y ahí empieza a
ejercitarse lo que yo siempre he denominado la España más “cainí”, práctica que
por otra parte no es exclusiva de la política en nuestro país, y ahí han
quedado para la Historia las citas de Churchill, Adenauer y Andreotti, cuando
se refieren a las personas que acompañan a uno en la vida, “amigos, compañeros,
adversarios, enemigos y compañeros de partido”, esas mañas que a mi no me
gustan nada.
Es cierto que en todos pucheros
cuecen habas, y especialmente en los partidos existen rencillas, e infidelidades
personales, ya que el poder seduce, pero no olvidemos que es tan apetecible como
frágil, y por ello y ante el momento que está viviendo el espectro ideológico
que abandera el Partido Popular, lo que se necesita por encima de todo es
unidad.
Muchas personas no son
conscientes que “viviendo en una casa de cristal, lo menos conviene es tirarse
piedras”, y así la máxima que han abanderado y proclamado hasta la saciedad
desde el Partido Popular, (la hemeroteca está ahí), refiriéndose a dejar
gobernar a la lista más votada, en este momento debieran de aplicársela. Porque
no quiero imaginarme el papelón del líder que resulte del congreso popular si
es aupado por una lista hecha de retales cuando mantenga el primer debate con
Pedro Sánchez, el campeón de la confección de un gobierno Frankenstein.
Hace un par de días Núñez
Feijóo, el líder de los populares gallegos aprovechaba una intervención en los
medios para lanzar una propuesta con la cordura que le caracteriza, alegando a la
posibilidad de arreglar las distintas posiciones antes y durante el congreso. Y
yo soy de los que se queda con esas opciones, porque hacerlo después, marca una
línea insalvable entre vencedores y vencidos y eso, en el fondo nunca sale
bien.
Los afiliados y
afiliadas, la gente de a pie, la infantería que se brega día a día sin esperar
nada a cambio, y cuyas únicas armas son como la ilusión y la pertenencia al
grupo, hablaron este pasado jueves y votaron mayoritariamente a un candidato,
en este caso candidata, a Sáenz de Santamaría.
Si Casado, el segundo en número de votos se está planteando una integración que al principio descartaba,
aunque está en el derecho de hacerlo con quien quiera, creo que de dar ese paso
el primer acercamiento debería de ser con quien antes se lo brindó y con quien
ha obtenido el mayor número de votos de la base, Soraya. Es mi humilde opinión.
En caso de pactar esa
unificación, quienes la ejerzan no deberán de dejar de lado el sentido de
estado que debe practicar una formación política del arraigo social y el apoyo
de los españoles y españolas como lo es el Partido Popular, ahí es nada los
casi 7.200.000 votantes que les han respaldado en las últimas elecciones
Generales de junio de 2016, y en todo caso, tampoco obviar la preferencia de
estos a la hora de votar al candidato o candidata a la presidencia del
gobierno, las encuestas externas están ahí, y en este caso vuelve a tener más
apoyo la señora Sáenz de Santamaría.
No obstante, no me cabe la menor duda que
imperará la reflexión, la cordura, la responsabilidad, por lo que espero no
ejerzan ese mal hábito de lo que yo llamo coloquialmente la España “cainí”.
Comentarios
Publicar un comentario