EL CAMBIO,¿DE FORMA O DE FONDO?, artículo publicado, Diario de Pontevedra el 31 de mayo de 2015

Buscó el mismísimo Alejandro Magno a Diógenes de Sinope, y le hizo la siguiente proposición: "Tú, Diógenes, pídeme cualquier cosa, ya sean riquezas o monumentos, y yo te lo concederé". A lo que Diógenes contestó: "Apártate, que me tapas el sol".




Así han respondido la mayoría de los votantes, como el de Sinope, sin sucumbir ante falsos profetas que prometen el Cielo en la tierra, cuando la realidad, es que cada cosa está donde tiene que estar.

Lo cierto es que la urnas han hablado. La soberanía ciudadana a través del voto manifestaba un malestar generalizado, pero no debemos quedarnos sólo ahí, ni tan siquiera en la tan cacareada autocrítica. Lo necesario es averiguar, y cuanto antes mejor, si el cambio pedido es de forma o de fondo.

Yo me inclino más hacia el cambio de forma, veamos.


Esa petición se ha manifestado en el resultado electoral, en donde los partidos tradicionales; sí, esos a los cuales los nuevos profetas llaman “casta”, han obtenido en Galicia casi un 80% de los votos, prácticamente igual que en resto de España.

De esta manera ha quedado patente, que los españoles en general, y los gallegos en particular, no queremos salvadores que nos vengan prometiendo imposibles. Bien es cierto, y así hay que asumirlo y reflexionarlo, que la toma de decisiones draconianas, aunque necesarias, por parte del gobierno, es lo que ha provocado ese descontento generalizado;  y la pérdida, de más de dos millones y medio de votos por el Partido Popular en España, y casi 190.000 en Galicia, tras las elecciones municipales del pasado 24 de mayo.


Para ahondar un poco más en mi tesis, voy a utilizar las reflexiones de un admirado colega de profesión, José Luis Barreiro Rivas, del cual tuve el honor de ocupar su plaza de Ciencia Política en la Universidad de Vigo cuando se trasladó a Santiago. Así, para ahondar en el cambio de formas pedido por la gente, voy a tomar en consideración cuatro criterios.

El primero de ellos, el de pérdida de poder, que es el más visible, más fácil de explotar, y en base al cual, el gran perdedor es el PP. Ejemplos cercanos, la pérdida de los gobiernos municipales en La Coruña y Ferrol (arrebatados ambos, siendo las listas más votadas por el “todos contra el PP”), Santiago y las diputaciones de La Coruña y Pontevedra.

El segundo, es el de partidos nuevos contra los viejos, o de la casta contra el populismo. Los grandes perdedores son los partidos de siempre, mientras que los ganadores son Podemos y sus franquicias, las mareas ad hoc y, de pronóstico reservado. No tenían representación, por ello todo fue ganar en votos. ¿Cómo explico este resultado?, sencillo, la gente ha votado atendiendo más a impulsos que a argumentos.

Tercero, la pérdida de posición política. Aquí, el gran derrotado es el PSOE; y parece que la única persona que, está viendo venir, la que se avecina  para los socialistas, es Susana Díaz, que tiene muy claro, que los populistas han venido para quedarse y están embelesando a Pedro Sánchez con propuestas amorosas, cuando lo único que quieren es su patrimonio , es decir, los votos, para, seguidamente,fagocitarlo.

Finalmente, si utilizamos este cuarto criterio, el de las expectativas políticas, el gran perdedor es el pueblo, somos todos. La gente ha votado con rabia, lo entiendo, pero este voto atiende a razones que nada tienen que ver, con la racionalidad del sistema político, social y de valores. Quizá hoy no lo veamos, pero estas decisiones soberanas que se quedan en la superficie del enfado y la indignación, pueden traer muy serios problemas y de difícil solución a corto y medio plazo.



Esta es mi argumentación al malestar que pide cambio de formas. De forma de vertebración interna de los partidos tradicionales, de forma de gobernar más humana, de forma de conectar con la calle. Que la gente se sienta escuchada, identificada y valorada. Pero tampoco no confundamos, no quieren gestos, quieren otra manera de proceder.

Espero y confío en que el Partido Popular tome las decisiones, con las formas adecuadas; que el PSOE, haga caso a Susana Díaz y no se deje llevar por un conquistador Iglesias, que pretende un idilio de verano en pleno final de primavera, con el único objetivo de mancillarlo.

Señores del PSOE piensen en forma de estado. Señores del PP hagan los cambios pertinentes. El modelo de sociedad, de valores y de Estado, está en juego.


La gente ha pedido cambio, pero afortunadamente, de formas, no de fondo. Aun estamos a tiempo.




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