ISABEL BARRETO, LA PRIMERA ALMIRANTA, artículo publicado en la revista NODALES el 9 de julio de 2015

Siempre es un honor colaborar con mi admirado Gremio de Mareantes de mi querida Pontevedra. 


Cuando su distinguido presidente D. José Luis Arellano Guiance, me dio la oportunidad de aportar mi granito de arena a esta publicación, no lo dudé ni un minuto. Son muchas circunstancias las que a mí me unen personalmente al Gremio de Mareantes y, no siempre tiene una la posibilidad de compartir momentos, con la agrupación de hombres y mujeres vinculados a las cosas de la mar, más antigua de España y una de las más antiguas de Europa.



Lo que podría contar vuestro archivo histórico si tuviera voz; cuántas anécdotas escondidas y nunca contadas durante la construcción de la Real Basílica de Santa María la Mayor de los Mareantes; cuántos secretos de maestros constructores de barcos en los astilleros de A Moureira en especial, aquella nao de nombre Santa María que partía de Pontevedra hasta Palos para descubrir el Nuevo Mundo. El almirante Don Casto Méndez Núñez, los hermanos “nodales”, Gonzalo y Bartolomé García de Nodal, quizás hasta Cristóbal Colón creció por los feudos del Gremio y, con tanta trayectoria y relevancia a lo largo de la historia no podía faltar el filibustero Benito Soto, el último pirata. Aventuras, desventuras (porque de eso abunda  en las cosas de la mar), hazañas, combates, descubrimientos…casi nada habéis tutelado querido Mareantes, 600 años de historia.




Queridos amigos, aún os podéis sentir orgullosos de algo más. De algo muy poco conocido el gran público y yo, mujer oficial reservista de la Armada Española,  no día dejar de mencionar en esta reseña a un referente para cualquiera pero; si eres mujer, de Pontevedra y de la mar, es de obligación rendir tributo a Isabel Barreto.

Isabel Barreto de Castro fue la primera mujer Almiranta de la Armada Española. Así lo recogía específicamente la Antropóloga Eloísa Gómez-Lucena en su magnífica obra “Españolas en el Nuevo Mundo”. 


Allí relataba su fascinante vida y la otras muchas mujeres pioneras como Catalina de Erauso, más conocida como la monja alférez; la de la primera y segunda esposa de Hernán Cortés ; la de la Maldonada, doña Catalina Vadillo, que participó activamente en la expedición al Río de la Plata; la de María del Escobar, quien se dice que fue la primera que sembró trigo en el Perú; o de María Álvarez de Toledo, que llegó a ostentar los títulos de Virreina de las Indias y gobernadora de La Española. Pero a mí la que más me deslumbra, es la de Isabel, nuestra Isabel.

Isabel Barreto de Castro nació en Pontevedra en 1567. Tal y como relata Eloisa Gómez-Lucena, Isabel fue bautizada en Santa María la Mayor con el esplendor acorde a la posición de su abuelo Francisco Barreto, en otro tiempo gobernador de las Indias Portuguesas. Como su familia paterna procedía de Viana do Castelo, eran conocidos como los de la Barra o los Barretos".

Siendo aún niña, se trasladó con su familia al Virreinato del Perú. Allí conoció al adelantado Álvaro de Mendaña, con quien contrajo matrimonio en Lima en 1585 y con el que iniciaría su entrada en la historia.

La Adelantada de los mares del Sur, le llamaban y  quien, al fallecimiento de su marido que ejercía como capitán de la nave descubridora, no dudó en tomar el gobierno real de la nao y continuó la acción de poner al descubierto lo que luego habían de ser nuevas tierras y nuevas gentes, hasta ese momento desconocidas para nuestra civilización: isla de santa Magdalena, islas Marquesas, isla de Guam. Corría el año de 1595 y habían salido del puerto de Piura, en el Perú. De ella sabemos que “sus maestros la instruyeron no solo en la gramática griega y latina, lo usual para una dama, sino en saberes de más hondo calado como geografía y matemáticas”.




Fue Isabel Barreto una mujer de gran carácter, a veces despótica y cruel.  Pero no seré yo quien entre a analizar los personales juicios como su carácter caprichoso, derrochón y autoritario, cuando no despótico que Pedro Fernández de Quirós emite a lo largo de su obra “Varios días en los mares del Sur”; porque si hoy día sigue siendo difícil ejercer algunas profesiones siendo mujer, gobernar un barco en sur del Pacífico en el siglo XVI, no sería tarea fácil.

Me quedo con el hito, con lo que consiguió esta pontevedresa que dejaba este mundo un 3 de septiembre de 1612, a la edad de 47años. 

Nos queda su legado en su valor, su valentía y su empeño. Nos queda el ejercicio de un liderazgo sin precedentes, en labores de gobierno, espada y de pelea, y de dirigir a 500 almas hasta buen puerto, que en una mujer no era poco decir en aquella época.

En tu memoria Isabel Barreto, insigne pontevedresa, primera mujer en la historia que ostentó el título de Almirante y, no me cabe la menor duda que algún lazo aun te une a este admirado Gremio de Mareantes.

Comentarios

  1. El término Almirante o Almiranta no tiene nada que ver con lo que actualmente conocemos. A esta mujer, que su mérito tiene, se le atribuyó ese título de una forma coloquial. Sabido es que desde que se instituyó esta figura del almirantazgo hubo, incluso, almirantes que no habían visto un barco en su vida como es el caso de los Enriquez, figuras palaciegas y que se transmitían el título por simple herencia. Alexandra Lapierre noveló su historia en un libro "Serás Reina del Mundo" en donde juega con esta figura histórica que desde luego le echó valor y coraje al momento que le tocó vivir. Y además hay que tener en cuenta que esta señora de navegación solo sabía conceptos básicos, la dirección de las naves era de sus pilotos.

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