EL DESTAPE, artículo publicado en Diario de Pontevedra el 9 de octubre de 2016
Cuando hablo de destape no me refiero a la disparatada transición de nuestro cine español allá por el ecuador de los años setenta, tampoco al disfraz de la incipiente democracia con burdos desnudos integrales sobre todo femeninos, y coprotagonizados por actores encorsetados en el más absoluto de los ridículos ejerciendo de machos ibéricos.
No obstante, me vino a la cabeza este género falto de gusto y pudor, al asistir a una interpretación esperpéntica de la seria realidad política de la España actual por muchos representantes públicos durante estos días.
A veces siento la sensación que no se está tratando el tema con la importancia que merece, y las actitudes caen en el más extravagante de los ridículos por la falta de consistencia moral e institucional, al igual que los argumentos y la ropa en las películas del “destape”.
Pero esto no es una película, aunque sí tenemos un protagonista y un destape; la falta de un gobierno en plenitud de funciones va camino de convertirse en la estrella de la trama y el destape, comenzó en el PSOE .
Una semana después seguimos sin gobierno, pero al menos ya sabemos quién es quién. Sabemos el daño irreparable que ha hecho Zapatero a su partido y a España en su conjunto, sabemos de la falta de liderazgo y proyecto de Sánchez, hemos conocido las tretas del equipo de Luena, y finamente lo que pretende Fernández, que por lo que se ve, sí es el permitir una investidura, aunque lo de gobernar, anuncian que es otro tema.
Lo cierto es que el PSOE ha movido ficha, no sin tiempo; pero la cuestión es que no todos están de acuerdo en anteponer los intereses de España a los particulares. Tenemos dos claros ejemplos en Iceta y Sumelzo que, buscando su momento de gloria como aquellos Esteso y Pajares en la película “Los Bingueros”, protagonizan rifirrafes públicos salidos de tono que no ayudan nada a su partido.
En fin, que aunque parece que hemos avanzado un poco en el camino hacia la solución del bloqueo institucional de España, la cosa no va tan rápido como debería, pero existe un por qué.
La actual gestora socialista está trabajando en dos frentes. El primero de ellos es hacia el exterior y pretende presentar una posición más cercana a las necesidades actuales de España, a la razón de Estado y al sentido común. La segunda de ellas hacia el interior de su partido, virando hacia la corriente socialdemócrata que nunca debieron abandonar, pero que casi pierden gracias a la podemización más radical hecha por Sánchez en versión adaptada de la herencia Zapatero.
Si a ello le unimos la necesaria explicación que les deben dar a sus militantes y votantes sobre la importancia de sus votos para la estabilidad y crecimiento de este país, así como que una abstención no es lo mismo que un sí.
A ver si el tiempo es suficiente, porque el calendario corre, y el 31 de octubre, fecha tope para tener gobierno, está ahí.
No le arriendo la ganancia al señor Javier Fernández; aunque si lo sabe hacer, habrá salvado la situación interna del PSOE y habrá ayudado a construir España.
Porque, por otra parte, si el PSOE firmó un pacto con Ciudadanos, y Ciudadanos ha firmado un pacto con el Partido Popular que incluye la inmensa mayoría de las medidas que rubricaron los socialistas, una de dos, o es que ya no estoy en mis cabales y no se sumar, o al menos, sin entrar en valorar cada uno de esos pactos, me sale que existe una mayoría de puntos en común entre las tres formaciones, ¿entonces de qué estamos hablando?, ¿es tan difícil entender que hay muchas más cosas que los unen que las que los separan?.
Lo que me parece absolutamente increíble es que sea tan difícil de entender que España necesita un Gobierno salido de las urnas. Y ahí está el Partido Popular expectante, aun siendo el partido más votado elección tras elección, y al que se le debe dar la oportunidad de formar gobierno y dejar gobernar, que aun es más importante.
Porque España necesita estabilidad, porque tener estabilidad económica y social significa más empleo y más bienestar, tener estabilidad institucional significa un país más próspero y fuerte.
El Fondo Monetario Internacional ha mejorado sus previsiones sobre España para 2016 y 2017, tanto en crecimiento de nuestra economía como en creación de empleo. El FMI señala que terminaremos 2016 con un crecimiento del 3,1%. El dato es especialmente relevante si lo comparamos con las previsiones de Alemania, 1,7% o la media de la Zona Euro, situada en el 1,7%. En empleo, las previsiones resultan asimismo positivas. Queda mucho por hacer, pero el FMI estima que, en 2017, por fin bajaremos al 18% de tasa de paro. Y que seguirá descendiendo en los años sucesivos.
Pero esto no queda ahí, hay que aprobar los presupuestos, hay compromisos con la Unión Europea que debemos cumplir, se debe afrontar con contundencia el baldón de los independentistas catalanes, se deben establecer los mecanismos adecuados para que las comunidades autónomas puedan aprobar sus propios presupuestos y para que funcionen normalmente los servicios públicos; es decir, necesitamos con urgencia un Gobierno y que pueda desarrollar la labor para el que fue elegido.
Sencillamente les pido que piensen en la gente. Les pido que piensen en los casi 47 millones de españoles que lo que queremos es vivir en paz, en libertad, seguir teniendo servicios públicos y poder disfrutar de nuestro día a día lejos de las consecuencias tan nefastas, que de no haberse producido este destape, como mínimo nos hubiesen llevado a unas terceras elecciones generales en menos de un año.
Y eso, no nos lo podemos permitir.
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