NO SIN SUS HIJOS, artículo publicado en Diario de Pontevedra el 30 de julio de 2017

La primera vez que oí hablar de Juana Rivas fue el cuatro de enero de este mismo año 2017. 

Alguien que sabe de mi preocupación por estos temas me hizo llegar una página del diario “Granada Hoy” en donde el titular de la noticia decía que “Juana Rivas tendrá que llevar a sus hijos a Italia con el padre maltratador”.  He de confesar que el encabezamiento era tremendo y demoledor, como la noticia y la historia en sí.





Al final ese siniestro día llegó, y así el día, este pasado miércoles 26 de julio cuando Juana estaba obligada a dejar a sus hijos en manos del maltratador, y además hacerlo ella misma.

En cumplimiento de resolución judicial, debía presentarse con ellos a las 16:30 horas en el punto de encuentro asignado a tal efecto en Granada. Llegada ese fecha, hora y lugar, ni rastro de ella ni de sus hijos. 

Pues, ¡muy bien hecho Juana!, porque si yo fuese madre y estuviese en tu lugar, a mis hijos no me los llevan con un desgraciado que me ha molido a palos ante sus ojos. Mis hijos lo primero, incluso antes que mi vida; como todas las madres de bien, supongo.


Y he ahí paradojas de la vida, ya que la ejecución de esta injusta resolución que otorga el derecho que los menores regresen con ese padre que ha sido condenado por malos tratos a Juana en 2009, se producía el mismo día del anuncio del Pacto de Estado Contra la Violencia de Género, pacto acordado este pasado lunes por unanimidad en sendos documentos en el Congreso y el Senado, y en donde se recogen medidas de protección y respaldo a las víctimas, así como acciones dirigidas a la prevención y sensibilización de esta lacra social.

Entre las 212 medidas pactadas por unanimidad y recogidas en el informe acordado por la subcomisión creada a tal efecto en el Congreso de los Diputados, con una absoluta participación de la sociedad civil, víctimas, todos los colectivos profesionales implicados, así como las distintas fuerzas parlamentarias, destaco tres especialmente. 

La primera de ellas refiere específicamente a incluir a los hijos en las valoraciones de riesgo de las víctimas. La segunda versa sobre la adopción de medidas que permitan que la custodia compartida en ningún caso se imponga en casos de violencia de género. Y la tercera, para mí la más adecuada a este caso sin menospreciar las dos anteriores, trata de estudiar modificaciones legislativas para proteger a las víctimas que estén situaciones de sustracción internacional de menores, cuyo origen sea un episodio de violencia de género.

Efectivamente este Pacto para el que se van a destinar más de 1.000 millones de euros en los próximos cinco años, y que tan bien han sabido canalizar desde este gobierno popular la combativa Ministra de Sanidad Dolors Montserrat, aun no es de aplicación. No obstante, y teniendo en cuenta que ahí se han adoptado medidas que afectan a este caso, de alguna manera y para eso están los expertos, debían de haber tomado en consideración alguna acción puntual en el caso de Juana y sus hijos; porque sinceramente, es muy difícil de digerir por cualquier común de los mortales y en su sano juicio, que arrebaten a unos niños del lado de su madre para llevarlos con un maltratador condenado por muy padre que sea de ellos. 



No se puede bajar la guardia con ninguna de las víctimas de violencia machista, y cuando se trata de niños el tema debería alcanzar un cariz de máxima prioridad.

Me consta del apoyo que está recibiendo esta mujer, yo desde aquí le doy el mío, y aunque no voy a poner nombre y apellidos a los apoyos a través de Twitter de personas con “mando en plaza”, a ellas y a quien corresponda les pido que más que pensar en Juana, que también, piensen en esos dos niños que han vivido un infierno, y que el avance en la protección de los derechos de las personas, y en especial en los de los más pequeños debe ir, en casos como este, por delante de las leyes.


No sé si aquí se podrá hacer uso de la costumbre como fuente de Derecho, pero lo que sí es cierto que lo que se califica como tal ha tenido que tener en todos los casos su primera vez, y quizá sirva la alegación y aprobación de la misma por quien la invoque ante los Tribunales, los cuales no están obligados a conocerla. No lo sé.
De lo único que tengo certeza es que desde 2003 hasta la fecha han sido asesinadas 904 mujeres en manos de sus maltratadores, y muchas víctimas “colaterales” fueron los hijos. Esto es muy serio.

Es evidente que hay cuestiones que se me escapan ya que no soy letrada experta en esta materia, pero hay una cosa que se llama sentido común, y otra los antecedentes a tener en cuenta. 

A esta víctima de violencia machista la pueden acusar de un delito de desobediencia contemplado en el artículo 556 del Código Penal, con penas de prisión o multa. La otra opción es que se vuelva a dictar una providencia para reiterarle el deber de entregar a los niños, y a ver si mientras tanto se resuelve el recurso de reposición que presentó la abogada de Juana el pasado miércoles en el juzgado número 3 de Granada para revocar la obligación de entrega de los menores a un maltratador con condena por el Juzgado número2, también de Granada. Parece increíble, pero es real.


Por ello aplaudo la decisión de la jueza que no ha querido dictar orden de detención internacional ni ingreso en prisión para esa madre coraje, aunque trasladase el caso para una nueva investigación a un juzgado de lo Penal, eso se escapa a mis entendederas. 

Lo que sí parece es que este hecho presupone un buen comienzo, así como también lo es la mención explícita que hacía a este caso el pasado viernes el mismo Presidente del Gobierno de España.

Tomemos en consideración estos primeros pasos dados. Concienciémonos y pongamos en funcionamiento este gran acierto de todos que es el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, y por qué no, comencémoslo revisando este caso, como parece ser que se así se va a hacer. 


Será la mejor manera para sentar un acertado precedente para muchas mujeres, y en especial para que estos niños se queden con quien los cuide, en definitiva, para que Juana no se quede sin sus hijos.

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