A POR LAS UVAS, artículo publicado en Diario de Pontevedra el 3 de enero de 2016
¡Feliz año 2016!, queridos lectores y amigos, os deseo de corazón todo lo mejor para este año que acabamos de inaugurar en nuestro calendario, y en nuestra vida.
Espero que lo afrontéis con ganas, con mucha ilusión y con muchos y buenos propósitos. Yo es lo que pido para los míos, para vosotros, además del grupo de maravillosos profesionales que conforman cada día nuestro Diario de Pontevedra, para todos también pido lo mejor.
Hace tres días, todos nosotros permanecíamos en un “preparados listos ya”, ante nuestro plato de uvas, nuestra copa de espumoso, y por qué no con algo dorado y algo rojo. Y lo hacíamos expectantes, conectados a nuestro canal de televisión favorito, e intentando discernír (a mí a veces me cuesta), entre el carillón, los cuartos y las propias campanadas; para así cuando sonasen estas últimas, acompasar cada una a la toma de la uva correspondiente, y poder cumplir la tradición. Esperó que no se atragantasen muchos...
Pero alguna vez se habrán preguntado, de dónde viene esta práctica, pues veréis, es sencillo, y como siempre parte de una anécdota.
Los primeras referencias escritas datan de 1896. El periódico “La Correspondencia de España” inauguraba su edición del día 1 de enero, relatando la celebración de despedida del año por parte del Ilustre presidente del Consejo de ministros, Leopoldo O'Donnell. Este, con casi todos sus compañeros de gabinete y algunos otros distinguidos personajes, a las doce en punto de la noche dieron entrada del nuevo año comiendo ricas uvas y bebiendo champagne. Importando así una tradición de los aristócratas franceses.
Ahora bien, el tomar las uvas en la Puerta del Sol tiene su origen en otra anécdota.
Cuando era alcalde de Madrid José Abascal y Carredano, dictó un bando municipal que imponía una cuota de 1 duro a todos los que quisieran salir a recibir a los Reyes Magos. Esta tradición servía para ridiculizar a algunos forasteros que llegaban esos días a la capital de la villa y corte, y a quienes se les hacía creer que había que ir a buscar a los Reyes Magos la madrugada del 5 de enero; se utilizaba, además, para beber y hacer cuanto ruido se quisiera. Con este edicto municipal José Abascal privó a los madrileños de la posibilidad de disfrutar de un día de fiesta en donde se permitiese casi todo. Esto, junto a la costumbre de las familias acomodadas de tomar uvas y champán en la cena de Nochevieja, provocó que un grupo de madrileños decidieran ironizar la costumbre burguesa, acudiendo a la Puerta del Sol a tomar las uvas al son de las campanadas. Estos son los antecedentes que dieron lugar a esta costumbre.
Pero no sería esta una práctica generalizada en todo el país hasta el año 1909, fecha en la que los productores de uvas de Alicante pensaron en esta solución para dar salida a un excedente en la producción de ese año. Ahí comienzan las celebraciones de la Nochevieja en España.
Desde entonces y hasta ahora, año tras año, los españoles nos reunimos alrededor de una mesa, con una buena comida y buenos caldos, para celebrar el final de un año y la entrada de otro.
Los que disfrutamos de la música española de los ochenta recordamos el mítico tema de Mecano "En la Puerta del Sol”; y desde 1988 coreamos como un himno, lo que Ana Torroja cantaba "Y decimos adiós / y pedimos a Dios / que en el año que viene / a ver si en vez de un... millón... pueden... ser dos."
Pues a eso voy, que aunque en estas fechas echamos de menos a los que ya no se pueden sentar con nosotros a la mesa, por diversas razones, afrontemos este año que comienza con optimismo, generosidad y esperanza.
No me cabe la menor duda que cuando nos lanzamos a por las uvas, eso fue lo que todos pretendimos.
Y aunque la frase "ir a por uvas" tiene distintas acepciones, el verdadero origen es la falta de previsión.
Pues espero y confío, que en estos momentos cruciales que estamos viviendo en España al completo, aquellos que tienen la responsabilidad de regir los destinos de todos y cada uno de nosotros, piensen más en la estabilidad, la unidad, la sensatez, y las nuevas oportunidades de trabajo y bienestar posibles.
Quiero pensar que esa era su intención al lanzarse esta pasada Nochevieja a por las uvas y no se queden en la otra situación. A por uvas.
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