ALGO EXTRAÑO ESTÁ PASANDO, artículo publicado en Diario de Pontevedra el 14 de mayo de 2017
Efectivamente, algo extraño está pasando, al menos para mí, a ver qué opinan ustedes.
Estamos inmersos en la era de la post-verdad, es decir, en donde la influencia de los hechos subjetivos prima ante los subjetivos en la conformación de la opinión pública.
Estamos inmersos en la creación de agrupaciones políticas a la carta con el único objetivo de conseguir el poder a costa de lo que sea.
Estamos inmersos en la era del poder de la imagen y la juventud, como si todo lo que no atiende a esos calificativos estuviese caduco.
Estamos inmersos en el “absolutismo” de las redes sociales. Los “fakes”, la sobreinformación y el engaño campan a sus anchas a lo largo y ancho de los bytes.
Estamos inmersos en una sociedad donde nuestra mayor enfermedad es el individualismo.
Y así podría seguir, pero no quiero ser tan pesimista porque en realidad no lo soy. Lo que sí pretendo es poner estas cartas sobre la mesa ya que son temas que parecen estar encandilando a un amplio sector de la sociedad global, y la verdad nos pueden traer más de un problema, escondiendo su peligro tras un velo de novedoso cambio hacia “algo” mejor y más feliz”, pero a la vez etéreo.
Yo, yo, yo y después yo. Primero yo y lo que siento, la subjetividad del individuo ante la objetividad en grupo, y eso estimados lectores, es un problema de magnitudes aun no calibradas.
La post verdad la ejercitamos cual respiración, obviando incluso hechos constatados de la Historia; y utilizando las redes sociales, a muchos nos llegan casos de información falsa que repetida una y otra vez con el único propósito de ganar adeptos, transforma la mentira en verdad. ¡Cuidado!
El uso de la imagen de los nuevos líderes políticos en auge, nos muestra hoy día y cada vez más, que deben cumplir al menos, las características de una buena presencia y ser jóvenes. El ejemplo más reciente es la de los candidatos a las elecciones legislativas de junio que ha presentado el “flamante” presidente electo de la República Francesa Emmanuel Macron este pasado jueves, en donde el denominador común era precisamente una edad media de 43 años, y aun sin experiencia, el ser bien parecidos, y serlo, dentro de unas listas fabricadas por el patrón, en mi humilde pero contundente opinión, de las inadecuadas cuotas (50% mujeres, 50% hombres). A mí esto me recuerda a aquellos carteles propagandísticos de la peor época de la historia de Alemania, en donde un estereotipo era exaltado, o por otro lado, aquellas películas de ciencia ficción en donde en una especie de ciudades solo vivían los más jóvenes. ¡Cuidado!
Y hablando de Francia, no me digan ustedes que no es de lo más, cuando menos llamativo, que una corriente de opinión se transforme en una organización capaz de aupar a un señor a la Jefatura de Estado de su país en un “abrir y cerrar de ojos”. Bien es cierto que con lo que tenía en frente, él era la opción menos mala para su país y para el mundo; pero yo que he estado haciendo un seguimiento de esta campaña, no tengo ni la más remota idea de dónde ha salido la inconmensurable cantidad de dinero para financiar semejante despliegue de medios a lo largo de este año que ha durado su lanzamiento cual éxito musical disparado al nº1 del “top ten”. O sí se me puede ocurrir, pero es cuando me vienen a la cabeza ideas y nombres poco adecuados, al recordar de qué mundo y de qué empresa procede el señor presidente. Las dudas de que esto sea una casual elección por propia voluntad de la gente vagan por mi mente. Espero equivocarme.
Cierto es que este señor ha salido de las urnas y en un proceso democrático a dos vueltas. Pero creo que es necesario más que nunca hacer una reflexión y hacerlo a conciencia sobre muchas cosas, en especial, el ataque a los valores establecidos, el uso desmesurado de los “fakes” en las redes sociales que atentan a la buena voluntad de los sujetos más vulnerables que están solos al otro lado de la red. Así la manipulación de las voluntades es menos complicada cuando se efectúan a través de ideas que aparentan ser verdad y a las cuales se les da un valor por encima de las que realmente son veraces.
Si a esto unimos los “likes” direccionados por cookies, además de los datos personales de cada uno de los usuarios que pueden ser procesados a velocidades vertiginosas por empresas contratadas a tal efecto. El resultado es un perfil al cual se le ofrece un menú a la carta que puede ser satisfecho por cualquier corriente de opinión liderada por un líder “ad hoc” que coreando consignas que atraigan al gran público, sea manejado en la sombra por no se sabe quién. Los partidos políticos tradicionales aun con todas sus sombras, son identificables, estas organizaciones no. ¡Cuidado!
Todas estas reflexiones constituyen, en mi humilde opinión, un tema cuando menos, sobre el que deberíamos efectuar un análisis profundo.
Ahí las dejo. Se puede estar de acuerdo o no, lo que sí es cierto, es que algo extraño está pasando.
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