¡LA VUELTA "AL COLE"!, artículo publicado en Diario de Pontevedra el 26 de mayo de 2019


Hoy domingo 26 de mayo los españoles “volvemos al colegio” por segunda vez en menos de un mes; y lo hacemos para ejercer un derecho inalienable, personal e intransferible del que nos tenemos que sentir orgullosos, en vez de quejarnos, ya que según el artículo 21 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, “La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto”.

 

Por ello es “de obligación moral” acudir a las urnas a votar; ya que es la manera que las personas individuales, es decir, la que todas las personas mayores de 18 años tenemos para influir en la toma de decisiones de los gobiernos.

La votación que en sí constituye una expresión formal de preferencia personal por un candidato u opción partidista, se desarrolla en el contexto de una elección que se puede producir a gran escala, nacional o regional o de comunidades locales, siendo todas ellas de una importancia vital por lo que se refiere a la participación individual en la conformación del gobierno correspondiente y que será el que dirija su destino social y económico en los años venideros.



El día de la votación tiene todo un “protocolo” que es de lo más desconocido para cada votante y del que espero tengan una noción aproximativa tras la lectura de este, confío que ilustrativo artículo de opinión, a cerca esfuerzo y trabajo desinteresado de miles de personas voluntarias (como en el caso de los interventores y apoderados de los distintos partidos políticos), así como el de las “forzosas”, miembros de las mesas electorales elegidos en sorteo público, de los funcionarios , de las empresas u organismos de montaje y posterior desmontaje del mobiliario en cada colegio electoral, además de la Policía Nacional que ese domingo trabajan desde las 07:30 horas, hasta el inicio de la madrugada del lunes. Un trabajo impagable para unos, y de un agradecimiento difícil de calificar para otros. A todas estas personas, mi agradecimiento más sincero por su labor encomiable en aras de la democracia y la libertad.



A las 8 de la mañana se abren las puertas de los colegios electorales para todas aquellas las personas elegidas en la composición de las distintas mesas, además de aquellas que representan a los partidos políticos. En ese momento ya tienen todo preparado. Mesas, sillas, urnas, papeletas, sobres, cabina de votación, y cajas con la documentación e instrucciones para que la votación se produzca de la manera que marca la ley, personal, libre y secreta. Comienza la constitución de la mesa y tras la acreditación oficial de todos y cada uno de sus miembros, titulares y/o suplentes y, se firma el acta de constitución.


 

Así llegamos a las 9 de la mañana, momento en el cual se abre la puerta para que ya y desde ese momento, todos y cada uno de los ciudadanos y ciudadanas puedan emitir su voto, los cuales al llegar a su correspondiente mesa se encontrarán con un presidente o presidenta y dos vocales, además de los interventores y apoderados (si los hubiera, ya que no son indispensables en la conformación de la mesa).

La función del presidente o presidenta es la de acreditar personalmente la identificación de cada votante que será verificada por uno de los vocales en el censo y la certificación escrita en una lista oficial por parte del otro y otra vocal.





La encomiable labor de los interventores de cada partido político es la de velar porque este trabajo de todos se verifique; para que se hagan una idea, son observadores del proceso electoral participando todo el día en la mesa, con voz pero sin voto.

Los apoderados, por su parte tienen las mismas funciones que el interventor, (excepto firmar las actas) además de poder puede sustituir al interventor en cualquier momento, y su labor más destacada es la de vigilancia en el colegio para que todo funcione como debe, es decir, que nunca falten papeletas ni sobres, prestar ayuda a interventores, y que otros apoderados no influyan en los votantes. Los apoderados y apoderadas son esas personas que ustedes encontrarán con acreditaciones de su partido colgadas de su cuello y “pululando” por el recinto electoral.

Quizá este artículo de opinión dominical no sea de los más llamativos que he escrito, pero les puedo decir con todo convencimiento que lo considero necesario; ya que proceso electoral tras otro, mucha gente me pregunta sobre la labor de estas personas, la cual discurre, como poco en 14 horas seguidas, (pudiendo en casos de extenderse hasta las 18 o 19 horas ininterrumpidas) desde cada una de las mesas electorales que existen a lo largo y ancho de nuestro país; con le objetivo de ser partícipes de la “cosa pública” y para que todo el proceso discurra con la mayor normalidad, democracia y libertad. No pocas personas son conscientes del agradecimiento y reconocimiento que les debemos.

 

Por el respeto a la labor, esfuerzo y denuedo de todas ellas ( en especial a las que lo hacen de forma desinteresada y gratuita) ; por lo afortunados que somos todas y cada una de las personas que en España que tenemos derecho al voto y la libertad en la que lo ejercemos; por todas las que nos antecedieron en la Historia y en especial, por las que dejaron su vida en la lucha por la democracia e igualdad de este noble proceder; porque en cada elección se juega el futuro de nuestra sociedad; vaya este humilde texto que hoy les ofrezco en homenaje a su proceder y ejemplo dado, ya que no es cuestión baladí nuestro derecho a votar, y sin frivolizar (no me malinterpreten por favor), tampoco lo es nuestra nueva y necesaria ¡VUELTA AL “COLE”!




 

 

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