¡YA NADA SERÁ COMO ANTES!, artículo publicado en Diario de Pontevedra el 19 de mayo de 2019
Y allí estaba yo,
sentada al lado de mi compañera Mar Gálvez que se había convertido en casi una
hermana a lo largo de nuestras vivencias en bachillerato. Allí estábamos las
dos en nuestra ceremonia de graduación…Y ahí volvíamos a estar juntas unos
cuantos años después en otra, la de su hijo y mi ahijado Manu que ya dejaba de
ser un jovenzuelo, el pasado jueves en el colegio Sagrado Corazón de Jesús,
centro insigne de enseñanza de nuestra ciudad desde hace más de 60 años de
historia.
Allí estaban 58 jóvenes
elegantes y radiantes con su beca puesta; 27 chicas y 31 chicos, quizá sin ser
conscientes todavía del antes y después
en sus vidas; porque ese momento es único y excepcional, aunque nada exento de
sensaciones encontradas debido a la mezcla de confusas emociones, de agridulces
sabores y de absoluta felicidad y
orgullo, al tiempo que empiezan a sentir nostalgia porque dejan “su segunda
casa”, su “segunda familia” o a veces casi la primera, como alguna de las
participantes en el acto resaltó, ya que pasan más tiempo en el centro escolar ,
con profesores, compañeros y amigos que con su familia … Y claro, a partir de ahora,
al dar el paso a la universidad o a dónde decidan para completar sus estudios,
deberán ser conscientes que ya nada será como antes.
¡Pero el jueves daba igual! Los festejos comenzaron con una misa para
agradecer a Dios la ayuda durante este largo camino de aprendizaje como
estudiantes y como personas, y cerrando la celebración con la canción “Ser para
los demás”, tema que se
ha convertido en la canción reseña del centro educativo y que interpretó el
premiado coro, transformado en banda musical del mismo colegio Sagrado Corazón.
Esta canción fue compuesta por el profesor Roberto Calvo, “Rober” como lo
conocen los más de 1.100 alumnos del colegio por ser el dinamizador artístico y
el responsable del área de audiovisual y musical, además de profesor de
Emprendimiento en 4º de la ESO; aunque seguro que a muchos de ustedes ese
nombre les suena más por ser uno de los fundadores del grupo musical
pontevedrés “Quatro de abril” ¡Muchas gracias y enhorabuena, Robert!
Al finalizar la Santa Misa, la hora de la verdad se iba acercando, y a
los jóvenes se les veía inquietos paseando por los pasillos desde la capilla al
salón de actos, ya que eran conscientes que tras ese acto académico rodeado de
absoluta solemnidad, culminaban una etapa de sus vidas para comenzar otra bien
distinta; y ahí estaban a su lado, como siempre los que más les quieren dentro
y fuera de las aulas, su familia y amigos porque necesario corresponderles ante
su entrega, no poco esfuerzo, absoluta dedicación; y porque también ellos son
un “poquito” protagonistas ese día, ya que sin su acompañamiento en el proceso
de formación, todo hubiese sido más complicado, o a veces imposible ante esta
meta a la que acaban de llegar.
Una vez en el paraninfo, los “bachilleres” ocuparon su lugar de honor
frente al escenario que presidían el Padre Benjamín Fernández, los profesores Eduardo
Prado, José Carlos Silva y Ana Pou (estos dos últimos tutores de los
homenajeados), todos ellos bajo la presidencia académica del director general Francisco
Javier Barros Sanmartín, “Paco Barros” que durante su emotivo y consistente
discurso, acompañado por un soporte audiovisual de lo más elocuente, dejó constancia
de su alto nivel profesional, y que vive su trabajo más
allá de una dedicación laboral (creo que eso le pasa a todos los profesores y
profesoras), y a través del cual se despedía de sus responsabilidad para dar
paso a una mujer, la nueva directora general Marta Sueiro, que será la primera
en dirigir esa institución en toda su historia.
La ceremonia de entrega de orlas comenzaba con la intervención de dos de
los alumnos homenajeados haciendo las veces de presentadores del primer acto,
David F. y Amanda R., divertidos,
elocuentes y muy emocionados, que dieron paso a un vídeo en el que los
protagonistas eran los 57 a través de fotografías que habían hecho llegar ellos
mismos al “profe Rober” que montó un vídeo de lo más completo que hizo las
delicias de todos los asistentes, entre las risas cómplices de los homenajeados
y profesores, y las emocionantes lágrimas y sonrisas de madres, padres, y demás
familiares y amigos. La mías les puedo confesar que algunas cayeron…
Y no es para menos, como tampoco fueron las caras de los familiares de
las dos chicas María G. y Ana S. que subieron a encadenar una alocución de lo
más enriquecedora, donde ya dejaban ver que si eran conscientes del paso tan
grande que estaban a punto de dar. Recordaron su infancia (además ellas dos
estuvieron allí los 15 años completos de formación académica), su
preadolescencia, su adolescencia y ¡cómo habían crecido. Recordaron a los
profesores con cariño y con picaresca, incluso dejaban entrever los “gruñidos”
de algunos o las interminables clases de otros, las que yo les digo que verán
con otros ojos cuando vaya pasando el tiempo. Las colaboraciones finalizaron
con Sabela L. y Alejandra S., seguidas de dos números musicales coordinados y
en las que también actuaba, el todoterreno “profe Rober”.
Y así fuimos llegando al final donde los ya bachilleres presumían de
orla y fotografías, en dónde coqueteaban con sus cámaras de móvil ante un
“photocall” que había en el patio cubierto a la entrada.
Se que no era la única entrega de orlas que hubo este efervescente
pasado jueves en Pontevedra, pero espero haber representado en ella todas las
demás y las que vivimos todos y cada una de las personas que participamos en
ellas al sacudirse nuestros recuerdos y que nos hubiesen arrancado una enorme
sonrisa.
Dejar el “colegio” o instituto es una de las etapas que más sentimientos
encontrados produce. Por un lado, los jóvenes quieren culminar los 15 años de
estudios y disfrutar de su título de bachiller; pero también deben dejar atrás
aulas, profesores, compañeros, amigos … Sin duda el primer amor … Dejan un
pedazo de vida…
A todos estos jóvenes que personalizo en dos de ellos que crecieron a mi
lado, mi vecina María y mi ahijado Manu, les digo que a partir de ahora la
graduación va a ser en el día a día; que este acto no marca el final del
camino, sino el comienzo del éxito; y que os deseo lo mejor, y que tengáis en
cuenta que ¡YA NADA SERÁ COMO ANTES!
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