¡AL FIN LA PRIMERA!, artículo publicado en Diario de Pontevedra el 14 de julio de 2019


El texto de nuestra Constitución Española de 1978 entró en vigor el 29 de diciembre del mismo año tras ser publicado en el BOE en dicha fecha, y en el Título I. De los derechos y deberes fundamentales; Capítulo segundo. Derechos y libertades, se incluía el artículo 14 que dictaba lo siguiente: “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”




¡Mentira!, y por citar un caso, decir que eso no fue efectivo para las mujeres en muchas áreas de su vida como ciudadanas, como, por ejemplo, en el ámbito que amparaba el derecho de poder acceder a las Fuerzas Armadas de España como sus iguales los hombres.

Tuvieron que pasar 10 años desde la aprobación de nuestra Carta Magna, para que un grupo de mujeres pudiesen acceder a la condición de militar ( aunque no en igualdad con los hombres); y en septiembre de 1988, nuestra protagonista, la ya General Patricia Ortega, accedía a la Academia Militar de Zaragoza previa licenciatura de Ingeniería, ya que entonces, tampoco se accedía en las mismas condiciones que el género masculino, ya que la entrada a las féminas quedaba restringida a los Cuerpos de Ingenieros de los Ejércitos y la Armada, y a los ahora llamados Cuerpos Comunes, Jurídico, Intervención, Sanidad y Músicos.




Pero no sería hasta dos años después, cuando entraba la primera mujer en igualdad de condiciones que sus compañeros; y así en septiembre de 1990 Esther Yáñez González- Irún se convertiría en la primera alumna en la historia de la Escuela Naval Militar de Marín, siendo el ejemplo a seguir de todas aquellas que opositaban a ser futuros oficiales de las Fuerzas Armadas; y en especial las 8 de los 70 guardiamarinas que desarrollaron su crucero de instrucción en el Juan Sebastián de Elcano que ayer mismo arribaba a Marín; las 3 de los 89 futuros oficiales que recibirán despacho el martes; y las 7 de los 60 alumnos que también este próximo martes jurarán bandera.



Pero este pasado viernes se ha dado un paso de gigante en este aspecto que tratamos hoy en este artículo de opinión; ya que 31 años después del ingreso de la mujer en las Fuerzas Armadas en España, el Consejo de Ministros llevaba en el orden del día el ascenso a General de Brigada de la coronel Ortega.




Quiero hacer hincapié que la llegada al generalato es una cuestión facultativa que corresponde al Consejo de Ministros a propuesta del Ministerio de Defensa, y que la candidata debe estar en posesión del curso necesario para ser general, como así lo hizo entre los meses de noviembre de 2018 y de marzo de 2019.

Los que más la conocen me dicen que no ha sido nada fácil el llegar hasta aquí, y me consta que este ascenso ha sido más que merecido, siguiendo la línea natural de su carrera no falta de esfuerzo, tesón y sacrificio, donde ha ido abriendo camino siendo la primera teniente coronel en 2009, la primera coronel en 2015. Y les cuento que ya que fuera de la euforia pública, de focos, cámaras y tertulias del área mediática que aplauden este “hito”, como no puede ser de otra manera ésta más que buena noticia, me he puesto en contacto con compañeros que la conocen y con los que ha tratado y trabajado codo con codo, y me han asegurado que la General es todo un ejemplo a seguir de lo que debe ser un militar español.

Esta madrileña de 56 años, nieta, hija y hermana de militares ha sabido conjugar la corresponsabilidad familiar con su carrera profesional, ya que está casada y es madre de tres hijos. Y tras cursar los estudios de ingeniería agrónoma en la Universidad Politécnica de Madrid, ingresó en la Academia General Militar de Zaragoza en 1988 y continuó su formación en la Escuela Politécnica Superior del Ejército de Tierra, en la especialidad en Construcción, siendo la única mujer de su promoción del Cuerpo de Ingenieros Politécnicos del Ejército; aquí también pionera.

Como teniente coronel, estuvo destinada en la Dirección de Infraestructuras del Ministerio de Defensa, donde dirigió diversos proyectos al frente de un equipo de ingenieros. Ya como coronel, ha estado en el Cuartel General del Ejército de Tierra y, actualmente, en el Instituto de Técnica Aeroespacial Esteban de Terradas (INTA).

La General de Brigada Ortega, no sin esfuerzo abría la puerta a otras compañeras pioneras como la comandante del Ejército del Aire Rosa María García-Malea, primera piloto de combate y la primera de la patrulla acrobática Águila; capitán de Fragata Esther Yáñez González-Irún, la primera al mando de un buque de la Armada; la sargento primero María de los Ángeles Roda, la primera en embarcar en un submarino; la teniente coronel Ana Betegón, la primera en dirigir un hospital de campaña en Afganistán; o la comandante Gala Gallego, la primera al frente de una unidad de helicópteros en Irak; así como la primera teniente coronel de la Guardia Civil, Cristina Moreno.



Hoy día España la pertenencia de las mujeres en las Fuerzas Armadas se cifra en un 12,7%, superando en 1,8% a la media de la OTAN y a países como Italia, Alemania, Holanda o Reino Unido.
Pero no hay que caer en triunfalismos ya que de la cifra total de mujeres militares en nuestro país, el 81,4% pertenece a la escala de tropa y marinería, el escalón más bajo de la jerarquía militar; el 5% son suboficiales, y aunque el porcentaje aumenta un poco en la escala de oficiales con un 8,9%, las cifras deben seguir “in crescendo”; y me consta que ese es un tema capital para la ministra Margarita Robles desde su llegada al Ministerio de Defensa  (pionera también en el mundo masculino como el de la judicatura), como así lo fue para sus antecesoras Carme Chacón, la primera Ministra de Defensa en la historia de España, y M.ª Dolores de Cospedal.



Aún queda mucho por hacer, pero debemos felicitarnos todos y tomar como ejemplo a seguir en muchos campos de la vida profesional a Patricia Ortega, la que merece esa felicitación especial y desde aquí se la hago llegar, pues ya es la primera General en la Historia de España, ¡al fin la primera!



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