"CASI OCHO SIGLOS DESPUÉS", artículo publicado en Diario de Pontevedra el 23 de junio de 2019
El Gremio de Mareantes de Pontevedra sigue siendo el mismo que auspició
la edificación de la Real Basílica de Santa María Mayor de los Mareantes; el
mismo que lleva implícita la llegada y descubrimiento de América con su
aportación a la construcción de la Nao Santa María en los astilleros de la
Moureira; el mismo bajo cuya iglesia era bautizada Isabel Barreto, la primera
mujer que ostentó el cargo de “almirante” en la Historia; el mismo que amparó
la aventura de los hermanos Nodales, y que constituyen el relevo de las gentes
del mar que fraguaron el esplendor medieval de A Moureira y de nuestra ciudad,
Pontevedra.
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Este pasado jueves presentaban su publicación anual de divulgación
histórica así como de su actividad tras tantos siglos de
historia; y lo hacíamos (me incluyo como miembro que soy del gremio) especialmente
honrados y arropados por el público que tuvo a bien acompañarnos en ese acto,
donde no faltaron los representantes de la Escuela Naval Militar, de la Brilat,
del ayuntamiento de Pontevedra con la presencia casi al completo de los
concejales populares y el de Ciudadanos, además de los “primeros espadas” de
distintas asociaciones y cofradías de la ciudad, porque hay que reconocer que
el esfuerzo que supone sacar a la luz una publicación en papel hoy día, no es
cuestión baladí.
El título de la revista, “NODALES”, nombre en tributo a los hermanos
pontevedreses Gonzalo y Bartolomé García de Nodal, grandes, experimentados y
aguerridos marinos que realizaron importantísimos estudios y descubrimientos en
cono sur de América, allá por los albores del siglo XVII. Y yo he tenido el
honor de ser invitada para protagonizar la alocución de este año, por lo que no
puedo estar más agradecida al todo el Gremio y en especial a su presidente Don
José Luis Arellano Guiance; también el mío.
Tanto en el título de la revista, como el día que veía la luz en la
festividad del Corpus Christi, no es una casualidad, ya que la celebración en
nuestra ciudad constituye “el buque insignia” de este ilustre gremio, lo que me
da pie a contarles su origen, seguro que tan desconocido para muchos de ustedes
como para mí, hasta que me documenté para hacer este artículo dominical.
Esta efeméride entre
los cristianos se la debemos a una mujer, Santa Juliana de Mont Cornillón, que
en el siglo XIII era priora en esa misma Abadía belga, y ya desde niña, gran
devota del Santísimo Sacramento. Ya siendo religiosa y tras una visión de la
que es protagonista se pone en contacto con el obispo de Lieja, y como en ese
tiempo esas autoridades
eclesiásticas tenían el derecho de ordenar fiestas para sus diócesis,
éste invocó un sínodo en 1246 y ordenó que la celebración se tuviera el año entrante;
al mismo tiempo el Papa Inocencio IV, ordenó el escrito de un oficio para esa
ocasión. El decreto está preservado en Binterim junto con algunas partes del
oficio.
Ahí comenzó todo, y
fíjense ustedes la coincidencia, ya que al tiempo y en ese mismo siglo XIII los
miembros de la cofradía de O Corpo Santo constituían el germen de lo que
sería el Gremio de Mareantes; el más más longevo de España y uno de los de
Europa, y quizá del mundo entero, el cual además de actividades varias, son los
responsables de la organización de la procesión del Viático, la del Chucurruchú,
y la solemne del día del Corpus Christi.
Según los archivos del
gremio y las citas de las Ordenanzas Municipales, la celebración del Corpus en
Pontevedra alcanzó su gran esplendor en el siglo XV; aunque los datos más
abundantes y precisos corresponden a los dos siglos siguientes.
Las referencias indican
que la procesión general salía alternativamente de cada una de las parroquias
de la villa, con especial protagonismo de todos los gremios con sus cruces, sus
pendones, sus insignias y las imágenes de los patronos correspondientes, en
donde ocupaba un lugar de privilegio el gremio de los Mareantes cuya insignia,
el Teucro (que aún hoy portan), cedía el paso al Santísimo Sacramento, bajo
palio, que transportaban integrantes de la cofradía.
Como bien describe
Leoncio Feijoo en varios de sus escritos, y en esta revista también, la
procesión del Corpus se iniciaba con un acompañamiento de figura profanas pero
muy populares, los gigantes y cabezudos, los danzantes de Espadas, las burras
y las penlas, seguidos por una Nao sobre ruedas desde la cual se
lanzaban salvas de pólvora y se recitaban versos dirigidos a los diferentes
gremios precedidos por esta una que solía cerrar una figura de dragón o “coca”.
Entre otras “cuestiones” y debido a la aparatosidad de esta ya a finales del
siglo XVIII se prohíben estos acompañamientos en las procesiones, quedando como
actos paralelos a la celebración. Para muestra las que tienen lugar en
Redondela.
Yo aún recuerdo cómo se
detenía el Santísimo en cada plaza ataviada de alfombras de flores para honrar
su presencia, gesto que se resume en el gran momento de la plaza de la Herrería
actualmente. También recuerdo, aun siendo muy pequeña, a aquellos niños que
acicalados con ropajes medievales acompañaban a la Nao danzando con unas
banderas (lamentablemente hoy ya no), muy similares a los abanderados italianos
que, lanzando sus insignias al cielo, aun hoy acompañan a la procesión en esta
misma festividad.
Son tantas las
curiosidades que es imposible narrarlas en un solo escrito, ello merece un
estudio multidisciplinar y exhaustivo debido al peculiar significado que rodea
a esta festividad única en muchos aspectos, y el poder llegar al fondo de la
cuestión del por qué tal protagonismo popular, variado, colorido y desbordante
de alegría y fiesta. ¿Y por qué no su recuperación?; porque si hay una tierra
en el mundo donde perfectamente cohabita lo popular y religioso esa es Galicia,
y Pontevedra no es una excepción.
Enhorabuena otro año
más insigne Gremio de Mareantes, por haber puesto en valor vuestra historia en
la revista Nodales, y haber hecho posible la festividad del Corpus
Christi, casi ocho siglos después.
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