"FLY ME TO THE MOON", artículo publicado en Diario de Pontevedra el 21 de julio de 2019


" Fly me to the moon”, o su traducción al castellano “Llévame volando hasta la luna”, es una canción popularizada por la versión que Frank Sinatra interpretaba en 1964 estrechamente asociada con las misiones Apolo hacia la Luna, quizá canturreada durante el viaje del Apolo 11 por los ya mundialmente conocidos astronautas, Armstrong, Aldrin y Collins.
Ayer se cumplían 50 años de este hito, definido por el primero de ellos que pisó la superficie lunar, Neil Armstrong, al tiempo que emitía a modo de sentencia la ya famosa frase, “Un pequeño paso para el hombre… un gran salto para la humanidad”, titular que unificó a la prensa mundial de la época.
Me cuenta mi madre que en España se vieron las imágenes al día siguiente, ya que el alunizaje había sido de madrugada, y que estando ella ante la pantalla de la televisión (aun en blanco y negro) que tenían en el salón de casa, le parecía increíble, como una película; y lo que le quedó marcado en su retina fue la huella de la bota de Armstrong; me imagino que como a los más de 800 millones de personas que las siguieron a través de todo el mundo, siendo de algún modo también, protagonistas al otro lado de las ondas de uno de los acontecimientos más importantes del siglo XX.
Como siempre ocurre con sucesos de semejante calibre, y especialmente en éste caso al estar inmersos la extinta URSS y los EUA en la carrera espacial, siempre existen mitos, y no pocos han sido los que pusieron en duda de aquella hazaña.
Entre otras cuestiones, algo tan fútil como la discusión sobre el contenido de la frase de Armstrong, que si había dicho “un gran paso para un hombre” o “para el hombre”; en fin, como si eso fuera determinante para la misión completada por él y sus compañeros. Pero eso no quedaría ahí.
Se llegó a decir que la llegada del hombre a la Luna fue un montaje organizado en un gran plató en Hollywood, con escenas filmadas por Stanley Kubrick; es decir, una farsa de Estados Unidos para superar a la extinta URSS en la carrera espacial.
Otra de las cuestiones para los escépticos fue sobre la bandera que “plantificaron” los astronautas a su llegada, ya que decían que ondeaba, y al no haber atmósfera en la luna esto no podría ser posible. La comprobación en las distintas imágenes dio la respuesta, no ondeaba aunque lo pareciese, ya que fue puesta como cuando alguien coloca una cortina mal doblada. Así de sencillo.
También se habló de la de la inexistencia de un cráter o marca similar de la nave al alunizar sobre la superficie selenita. La explicación es bien sencilla, ya que un objeto de mismo peso en la Tierra y la Luna, debido a la diferencia de la fuerza de la gravedad, en nuestro satélite el peso corresponde a una sexta parte menos que en nuestro planeta.
Como esto no les parecía suficiente debatieron sobre una marca de una “C” en una roca; cuando ha quedado demostrado que la supuesta letra nunca existió, simplemente era el resultado de una imperfección en la impresión de las copias de la fotografía original.
Los incrédulos siguieron buscando lo inexistente, haciendo hincapié en que todos los fondos de las fotografías eran iguales; pero con lo que no contaban es que en la Luna al no haber atmósfera ni bruma que oculte los objetos lejanos, estos aparecen más claros y cercanos, y como consecuencia, las distancias casi no se aprecian.
También dudaron sobre quién grabó a Armstrong. Pues nada más y nada menos que la cámara colocada en unos equipos modularizados anexos a la nave, que hicieron  posible transmitir los primeros pasos de los astronautas a medida que descendían por la escalera del módulo. Después, la cámara se separaría de su soporte, se montaría en un trípode y se alejaría para mostrar el progreso de la misión que fue veraz.

En estos días otras personas desconocidas para el gran público, como para mi (y eso que soy muy curiosa) corroboraron la veracidad de la misión; en concreto los españoles ex trabajadores de la NASA en el centro de Robledo de Chavela (Madrid), que tuvieron un decisivo papel en el primer alunizaje hombre hace 50 años, ya que cuando Houston hablaba con los astronautas, el audio pasaba por las antenas de este centro antes de llegar al centro de operaciones en Estados Unidos.
José Manuel Grandela y Carlos González Pintado (este último antiguo jefe de operaciones de la NASA y subdirector del complejo de comunicaciones espaciales de la estación de Robledo de Chavela) comparecieron ante el gran público en un telediario de noche el pasado 18 de julio, contando el papel decisivo que tuvo España en esta misión; y especificaron que el equipo al completo estuvo formado por 400.000 personas y una amplia red de seguimiento que se extendía por todo el planeta.
España debía garantizar que en ningún momento se perdiera la señal entre los astronautas y la Tierra, y aunque han corroborado la existencia de interferencias durante la comunicación, aseguraron que jamás hubo un corte en la secuencia de la misma.
Pero esta no ha sido la única colaboración con grandes misiones de la NASA desde España, porque desde este complejo de operaciones espaciales, se dio soporte al Apolo VII, VIII, IX y X; además de conseguir la primera foto del planeta Marte.
Espero que no transcurran otros 50 años para conocer las proezas de muchos otros de nuestros científicos, que seguro existen y no son pocas; y aprovecho esta oportunidad para personalizar en las figuras de Carlos y José Manuel, el agradecimiento al equipo de españoles que hicieron posible la transmisión de la señal de sonido de un acontecimiento como pocos en la Historia de la Humanidad. De nuevo ahí estuvo España.
Yo mientras espero ver el primer viaje al espacio que ya preparan agencias exclusivas a lo largo del mundo, y como los ahorros no me alcanzan para ir con ellos, seguiré soñando una oportunidad cantando la versión de Frank Sinatra, “Fly me to the moon”.

Comentarios

Entradas populares de este blog

"EL PROTOCOLO DEL VESTIR EN LAS PROCESIONES DE SEMANA SANTA", artículo publicado en la revista de la Cofradía del Nazareno y Santo Sepulcro de Sanxenxo abril 2019

MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES, artículo publicado en Diario de Pontevedra el 30 de octubre de 2016

EL DISCURSO DEL REY, artículo publicado en Diario de Pontevedra el día 28 de diciembre de 2014