"HUECOS DE ASALTO", artículo publicado en Diario de Pontevedra el 20 de octubre de 2019
Desde
la más remota Antigüedad se han ido levantando estructuras fortificadas para
“permanecer a salvo” del ataque del invasor. Tan longevas como los orígenes del
arte de la defensa se remontan a los tiempos en los que se constituía la sociedad
y se identifican con la probablemente más antigua de las relaciones entre los
pueblos: la beligerancia
Los
pueblos más antiguos se fortificaban con hileras de estacas o postes y muros de
adobe, pero la experiencia les poseyó pronto de más conocimientos y fueron
trabajando en la mejora de sus construcciones protectoras, hasta llegar al
culmen de las mismas con ejemplos de murallas emblemáticas erigidas por la
necesidad de resguardo en el devenir de la Historia y a lo largo y ancho de la
vasta extensión del planeta tierra.
Desde
siempre un simple hueco o grieta en los muros fortificados fue el quebradero de
cabeza de quienes ostentaban la responsabilidad del amparo de los suyos; lo que
por otro lado, era el primer paso para hacer una incursión por parte de los potenciales
asaltantes por grupo pequeño que fuese.
De
igual modo se han ido conformando los Estados de Derecho que hoy conocemos, ya
que poco a poco se fueron edificando dando cuerpo a su estructura más
consistente, la Ley; llegando a nuestros días, como por ejemplo en nuestro
país, España, edificado por la apuesta en pro de la “ voluntad general” de pueblos
que se unieron en el andar de la Historia, (y desde hace muchos siglos), para
llegar a donde se supone que habíamos llegado, a un Estado modélico tras una
Transición ejemplar, envidiada por el mundo democrático.
Pero
algo ha fallado en este nuestro suceder.
Les
lanzo una reflexión que no pocas veces me he hecho a mí misma: “¿no se han dado
cuenta que en nuestro día a día para legitimar o legalizar cualquier
intervención política, incluso en contra de la Ley, (y por ende de la
democracia), es suficiente tener de tu lado a todos los agentes sociales que
intervienen en la articulación de la opinión pública, tales como medios de
comunicación, activistas y “elite política”? ¡Pues parece ser que sí, y está
pasando y desde hace tiempo! Para muestra el triste ejemplo, de la no menos
desconsolada situación que vivimos estos días en Cataluña.
Pero
esto viene de lejos, ya que la solución de la ejemplar Transición, (ya citada),
“quizá engañó” en el acomodó a los siguientes gobiernos democráticos con la
peor de las “grietas” en la muralla de
la libertad de toda España; el sistema electoral que propiciaba poco a poco el
establecimiento y el crecer de partidos nacionalistas en el Congreso de los
Diputados, en detrimento de la verdadera naturaleza, “la representación territorial
“que debía de imperar en el Senado.
Algunos
partidos democráticos aprovecharon este intersticio legal para “prostituir” esa
su verdadera naturaleza e ir radicalizando sus posiciones a merced de quien
manejaba a su antojo el pésimo uso del sistema de transferencias competenciales
que brindaba la Constitución de 1978 a las CCAA; donde a través de la
educación, de la libre disposición en materia de subvenciones, de la potestad
sobre los medios de comunicación, y de la demonización de los Cuerpos y Fuerzas
de Seguridad del Estado en su territorio (entre otros), fue aprovechada para
aleccionar en el odio a España a su gente, como por ejemplo en Cataluña, a
sabiendas que eran necesarios para configurar gobiernos “estables”.
Pues
estoy convencida que estas maquinarias de manipulación comenzaron con el
“silencio amable” desde aquel 8 de mayo de 1980 cuando Jordi Pujol llegó a la
presidencia del gobierno autonómico de Cataluña, (y desde entonces con sus
predecesores).
Desde
siempre han incurrido en "ocultar verdades e incluir mentiras" para
crear unas narrativas que se componen de "todo tipo de tretas para arrimar
el ascua a su sardina”, con el objetivo de “deshacer lo que tanto costó edificar entre
todos”; y con el objetivo de ocultar “presuntamente”, sus prácticas delictivas
con el dinero de todos, y “presuntamente”, disfrazarlas con un invento
imposible en un Estado Democrático preestablecido, aleccionando a su población,
desde niños, con la propaganda de odio a España, y con la praxis del más puro
estilo de la teoría del nazi Goebbles, para clamar por una independencia no
posible.
Desde
hace casi 40 años, y más hoy en día (si cabe), estamos más desprotegidos que
nunca en esto de la información veraz; ya que por un lado, impera en la
generalidad del individuo una constante falta de formación, consistencia
personal y conocimiento cotejado de la realidad sin interferencias; y por otro
y casi a la par, la desaparición progresiva de valores como sociedad ; y ahí es
donde surgen esos “huecos de asalto” en la “psique” de nuestra población; lo
que está produciendo un ataque masivo al ADN del pensamiento, como nunca antes
en la Historia de España ha ocurrido. Y lo terrorífico es que está siendo
protagonizado y jaleado por dirigentes políticos elegidos democráticamente y
amparados en la misma Ley de Leyes, nuestra Constitución, que es la que les
mantiene y les ampara en dónde están.
No
sé si por dejadez y/o confort de los que más mandan, pero esto es lo que ha
ocurrido en la fortificación legal de España, y lo que es más grave, en el
substrato ideológico de sus habitantes, engañados unos y confusos otros ante
los delirios de unos “espabilados” líderes catalanes que inventaron una historia
inexistente.
Esto
no se puede consentir, hay que cuidar de nuestro Estado de Derecho, y poner más
atención a las grietas legales, ya que pueden convertirse en verdaderos”huecos
de asalto”.
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