¡FELIZ AÑO 4.718!, artículo publicado en Diario de Pontevedra el 26 de enero de 2020
Tengo
una buena amiga en Pontevedra dese hace más de una década, “Susi” Zhu; sí así
le llamamos en nuestro idioma castellano quienes la queremos; emulando algo
parecido a la pronunciación de su nombre chino.
Ella
vive en nuestra “Boa Vila” desde antes de conocernos, a donde precisamente
llegó desde su Wenzhou natal, para formar una familia (muy integrada en la
ciudad) con su marido “Juan” (apelativo también traducido), y con sus dos
vástagos, Hugo y Ángela; aunque en este caso los nombres no necesitan
traducción, ya que sus progenitores quisieron que fuesen otros españoles más.
Pues
para Susi, Juan, Hugo (que además es su año), y Ángela; y al mismo tiempo para la totalidad de la importante comunidad china
que convive en Pontevedra, y con la que tengo una relación de amistad desde
hace tiempo y donde siempre me han tratado “de maravilla”, (incluso haciéndome
participe de sus tradiciones, cuestión que le agradezco de corazón), les deseo,
¡Feliz año!, ¡Feliz año de la Rata!; ya que ayer, 25 de enero dio comienzo este
nuevo año para ellos, y para los 1.400.000.00 habitantes en China, y para los
15.000.000 que hay por el mundo.
En
base a los datos que “Susi “me dio y lo que he estado indagando por mi cuenta; estos
próximos 12 meses (desde 25 de enero de 2020 hasta 21 de febrero de 2021) estarán
llenos de positivismo y equilibrio (que buena falta hace).
Pero
a “Susi”, además de ser con la que tengo una relación más estrecha, la cito en
este artículo de domingo porque necesita mucha suerte (y ella cree mucho en
esto), y la necesita tras haber perdido su negocio en la Avenida de Vigo por un
incendio ( como muchos de ustedes sabrán); y les puedo asegurar que ¡ya me gustaría a mí tener la enésima arte de
ese carácter de superación auténtica que tienen estas personas!; porque ella
sigue con su eterna sonrisa pintada en su cara aun habiendo pasado lo que pasó,
y estar buscando un nuevo local para poder seguir contribuyendo al
mantenimiento de su familia.
Efectivamente
ayer se iniciaba un año, pero también una nueva década “2020-2030”, y eso para
la comunidad china se convierte en un presagio positivo; pero además comienza a
girar de nuevo la rueda, ya que la “Rata” es el primer animal del horóscopo
chino, marcando así el inicio de nuevas energías que dejan atrás el negativismo
y los malos augurios de época de energías negativas.
Así
que ya saben, vivir la vida es siempre una cuestión de actitud, y si nuestros
vecinos nos han dado la oportunidad de compartir con nosotros sus creencias y
costumbres, yo no puedo más que darle las gracias, y animarme e intentar
contagiarme del positivismo que exhalan por cada poro de su piel, en especial
mi amiga “Susi”.
No
quiero ni pretendo tratar este tema como de superstición, para nada, pero a mí
me gusta indagar en las costumbres y en la historia de los pueblos y las
distintas civilizaciones; como sus ideas religiosas, corrientes artísticas,
formas de relación social, valores y creencias que estructuran la ética social,
convencionalismos sociales y tradiciones en fechas determinadas. Por tanto, al
igual que otras disciplinas humanas, la “antropología social” es un tesoro que
permite al ser humano conocerse mejor a sí mismo como parte de la sociedad a la
que pertenece, y he de confesarles que fue un área de estudio que me fascinó en
la Universidad, y que desde entonces he ido afianzando a través de lecturas e
investigaciones.
Carl
Gustaf Jung, padre de la psicología analítica (que no es cualquiera), dijo en
una ocasión (y así lo dejó escrito), “La
astrología representa la suma de todos los conocimientos psicológicos de la
antigüedad”; y el calendario del horóscopo chino es un ejemplo de ello.
Así
nos cuenta la leyenda más popular en ese país, que en tiempos inmemoriales el
emperador de Jade invitó a todos los animales a una carrera en la que debían de
cruzar un río; y así según fuesen llegando, se les asignaría su posición en el
zodíaco a los 12 primeros. Tras todo tipo de vicisitudes y alguna que otra
anécdota curiosa, el orden de llegada fue el siguiente: en primer lugar la
rata, seguida por el buey, el tigre, el conejo, el dragón, la serpiente, el caballo,
la cabra, el mono, el gallo, el perro y finalmente el cerdo.
Y
llega el momento de hacerles partícipes de una curiosa anécdota que cita esa
misma leyenda, y que nos puede dar explicación a alguna cuestión de odio entre
animales, verán: el gato que había iniciado la carrera al lado de su
inseparable amiga la rata y a lomos del buey, llegando a la orilla ésta empujó al minino que fue directo al agua;
lo que a su vez le hizo llegar en 13º lugar, demasiado tarde para conseguir un
lugar en la rueda zodiacal. Por
consiguiente su odio hacia las ratas los convirtió para siempre en los más
encarnizado enemigos, y desde ese momento, dicen que es explicable el odio al
agua por parte de los gatos.
Sea
como fuere, este es el fundamento en la tradición oral y escrita desde hace
siglos en China para explicar el resultado de la irrupción de los 12 animales
en la astrología y en el calendario chino, además de sus 12 ciclos anuales de
animales; me explico para entenderlo mejor pongo este ejemplo: si este 2020 es
el año de “la Rata”, esta no volverá a ser protagonista hasta el 2.032, 2.044, 2.056…
etc. Otra curiosidad.
Pero
esta vez no es todo algarabía, estrépito y jolgorio, como manda la tradición en
China, ya que en un país donde la llegada del año nuevo es todo un
acontecimiento tal como en España la “Noche Buena” o el “día de Acción de
Gracias” en EEUU, este año se han visto obligados a anularlo debido a la
aparición del tremendo “corona virus
chino”, que hasta el momento ya se ha llevado por delante a 41 personas
y más de 1.300 personas están infectadas.
Yo
que ya tenía pensado dedicar este artículo de domingo a esta celebración mucho
antes de enterarnos de esta tragedia, ahora más que nunca, desear a la comunidad
china por el mundo entero y en especial a la que forman nuestros vecinos en
Pontevedra, un ¡Feliz Año de la Rata!, y un ¡Feliz Año 4.718!
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