¡QUE NO NOS CONFUNDAN!, artículo publicado en Diario de Pontevedra, el 5 de enero de 2010
Me
dije a mí misma (mal hecho porque me conozco) que no volvería a escribir sobre
este tema; pero llegado este punto de falta escrúpulos políticos, les daré mi
opinión sobre lo que está pasando. Pero antes de ello, voy a hacer unas puntualizaciones
que no las escribo porque “me sale de dentro”, las transcribo tal y como
aparecen en los textos legales vigentes, y PORQUE LA LEY HA DE CUMPLIRSE.
En
primer lugar, hablo sobre EL DERECHO DE AUTODETERMINACIÓN, al que apelan como
“loros de repetición” los dirigentes independentistas catalanes (de forma
especial), recurriendo a resoluciones de la ONU ante la práctica imposibilidad
de encontrar en el derecho español un resquicio legal para la secesión sin una
reforma previa de la Constitución. Vamos por partes: para empezar, este derecho
se reconoce en el cuerpo del Derecho Internacional para los "PUEBLOS
SOMETIDOS A RÉGIMEN COLONIAL U OTRO TIPO DE DOMINACIÓN EXTRANJERA". Dicho
lo cual, NO TIENE CABIDA LEGAL EN CATALUÑA. Por otro lado, los independentistas
no encuentran ningún intersticio en el cuerpo jurídico y legal español para
hacer real su sueño; ya que este sentido, España no es una excepción en el panorama
europeo e internacional, en donde no existe constitución alguna en los grandes países occidentales que albergue
la amputación de una parte de su territorio. Países como Francia, vetan incluso
la posibilidad de modificar su Carta Magna (artículo 89) para permitir una
secesión. Y desde aquí, tambien les invito a ojear los textos constitucionales de
EEUU, Rusia, Brasil, Perú, Estonia, Lituania, Italia, Alemania, Bulgaria,
Suiza, Noruega etc. Es cierto que algunos estados sí reconocen este derecho,
pero ustedes juzguen cuales, yo también se los cito: Liechtenstein, Etiopía y
las islas de San Cristóbal y Nevis.
En
segundo lugar, un CAMBIO CONSTITUCIONAL EN ESPAÑA, el cual sería posible ya que
la misma lo contempla en el Título X, artículo 167. Pero se necesitan mayorías
muy cualificadas (en su apartado 1 la mayoría cualificada de 3/5 de los
miembros de cada una de las dos cámaras, es decir, 210 diputados y 159
senadores; y en su apartado 2, una mayoría de 2/3, es decir 233 diputados y 176
senadores); la elaboración de un nuevo texto consensuado, que además debe haber
pasado la aprobación en votación en ambas cámaras y por mayoría absoluta.
Apartado 3, “Aprobada la reforma por las
Cortes Generales, será sometida a referéndum para su ratificación (…)”; es
decir, TENDRÍAMOS QUE PARTICIPAR TODOS LOS ESPAÑOLES; al igual que se hizo en
1978, y en donde y por cierto, la Constitución fue votada por el 90% de
catalanes y catalanas con derecho a voto.
Hasta
aquí las citas legales actuales, a las que se puede acudir a través de
cualquier tipo de consulta si aun alguien duda de lo que he transcrito,
reiterando la imposibilidad absoluta de una declaración de independencia de
Cataluña, por ILEGAL.
Llegado
este momento, es cuando yo me pregunto, ¿a qué juegan algunos?. Bajo mi punto
de vista a lo que se les permite, y entre otras muchas
cosas a la tomadura de pelo “del
respetable” haciendo juegos de palabras según les convenga; ya que no es lo
mismo “una cierta noticia” que “ una noticia cierta”, ni “un pobre hombre” frente a “un hombre pobre”;
como tampoco es lo mismo un “preso político”, (es decir, aquella persona que está confinada en una cárcel por la
expresión de sus ideas políticas), que un “político preso” (persona que se
dedica a la políticas y que está confinada en una cárcel por saltarse e
incumplir la Ley vigente porque no le gusta); como hacen algunos, y hasta el
punto de forzar al candidato a la presidencia del gobierno a utilizar en su
discurso de investidura de ayer por la mañana frases tan preocupantes como ésta
que cito textualmente: “Necesitamos recomenzar
(…) retomar el diálogo político (…) Retomar la senda de la política dejando
atrás la judicialización del conflicto”…
Dialogar
siempre es bueno, en especial si existe un mensaje bidireccional entre los dos
focos de comunicación; hasta ahí no hay problema; pero la “frasecita” final,
cómo que me da mucho miedo. Porque para empezar, en España el presidente del
Gobierno es el Jefe del Poder Ejecutivo; porque para continuar en España existe
la separación de poderes y la no injerencia debe respetarse al máximo; y para
finalizar, si alguien comete un delito ya sabe “en el pecado va la penitencia”,
y en especial si es un servidor público.
Echándole
“un capote” a Pedro Sánchez, he de decirles que cuando un líder llega a la
Presidencia del Gobierno de España (sea del partido o formación política que
sea), le es muy difícil el hacer efectivo el programa electoral con el que se
presenta, porque las vicisitudes de la realidad, superan lo descrito en el
memorándum que votan sus adeptos. Ahora bien, y aquí va “el tirón de orejas”, si
no es fácil hacerlo a través de una
serie de medidas ajustadas a Derecho, (o lo que es lo mismo, a la Ley), explíqueme usted cómo va a materializar propuestas
pactadas en distintas negociaciones que no respetan la legalidad vigente;
porque el papel soporta todo, incluso si “están hablando de sexo pueden evocar
al amor”. Pero la realidad es otra.
La
verdad es que estamos inmersos en una época que la incerteza se puede
transformar en certeza a la velocidad de la luz, ya que emulando a la más
peligrosa propaganda nazi, estos políticos independentistas (presos y no
presos) y sus comparsas, intentan transformar en verdad una mentira repetida
hasta la saciedad; y sinceramente me preocupa porque a la gente se la engaña
vilmente. Aunque lo que más me quita el sueño es que se quiera hacer pasar lo
ilegal por legal, apelando a una injusta “judicialización de la política”.
Veremos
lo que ocurre, aunque lo que sí me aventuro a destacar, es que hoy por hoy (y
por bastante tiempo), de cambio constitucional nada de nada; porque si le ha
costado “un riñón y parte de otro” al presidente en funciones ser reelegido,
imagínense el de conseguir mayorías cualificadas a las que hace referencia el
Título X de nuestra Carta Magna en su artículo 167.
Permanezcamos
expectantes, pero mientras tanto ¡QUÉ NO NOS CONFUNDAN!
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