¡YA NADA DERÁ COMO ANTES!, artículo publicado en Diario de Pontevedra el 15 de marzo de 2020
Ustedes ya saben que
soy socióloga, pero les aseguro que en este momento no es nada fácil el hacer
una estimación “científico social” de las consecuencias de lo que ya es una
realidad, UN CAMBIO SOCIAL A NIVEL MUNDIAL (sin precedentes), ante una pandemia
producida por el universal y tristemente conocido como virus COVID19, o "coronavirus"
En casuísticas extremas
como ésta, el aprendizaje debe ser continuo y diario, adaptando nuestra
cotidianeidad a las pautas que nos marcan las autoridades pertinentes, y no
cejar a todas y cada una de las recomendaciones y prohibiciones; ya que lo que
estamos viviendo no tiene antecedentes, pero aún con ello, además de las
medidas excepcionales que se han tomado a nivel autonómico y nacional (con la
declaración del Estado de Alarma), depende de todos y cada uno de nosotros, que
esto llegue a “buen puerto”, y desde aquí apelo a anteponer los intereses
colectivos a los individuales, porque en este país llamado España, últimamente
el “despendole individualista”no nos ha traído más que problemas.
Es momento de dar
ejemplo como sociedad solidaria que somos, ya que los españoles nos crecemos
ante las adversidades. Así ha sido y así debería de seguir siendo; o ¿acaso no
recuerdan ustedes que en España hemos vencido a muchos virus malignos en
nuestra Historia más reciente?; ahí estuvieron, “el mal de las vacas locas”,
“la gripe aviar”, “el Ébola”; y ahora al COVID19, popularmente
conocido como “coronavirus”, TAMBIEN LO VAMOS A SUPERAR.
En esto no hay colores,
no hay ideologías, lo que tiene que haber (como se está demostrando) es unidad
y responsabilidad, lo mismo que debemos practicar la sociedad en general. Solo
así, (permítanme la expresión para apaciguar miedos), ¡podremos vencer al BICHO
MALIGNO Y MUY PELIGROSO!, definido en palabras de un niño de 4 años, mi sobrino
Antonio; que es un gran forofo de aquellos vídeos en BETA y VHS (hoy
convertidos a otros formatos para que él y sus amigos los puedan ver), que
muchos de nosotros disfrutamos, “ÉRASE UNA VEZ EL CUERPO HUMANO”, ¿los
recuerdan? ¡Si hasta los más pequeños ya tienen consciencia del coronavirus!
Ante esta situación, y
por mucho que nos sigamos quejando, la sanidad pública española es de las
mejores del mundo, y eso es posible porque los profesionales de la medicina,
enfermería, auxiliares, celadores, etc. ¡SON LOS MEJORES!, y a los que desde
aquí le agradezco especialmente en estos días, el esfuerzo sobrehumano que
están haciendo para cuidar de los enfermos.
¿Se imaginan ustedes en
situación de riesgo, y como por ejemplo en EEUU, y que les cobren 3.250$ por
hacerse la prueba del “coronavirus”? Sí, han leído bien; pues tanto en Galicia
como en las demás CCAA con una sanidad tan vilipendiada por los de siempre,
solo tenemos que llamar (en Galicia al 061) para que vengan a casa a hacerlo… y
sin coste alguno.
Con esta cuestión como
en todas las que rodean esta situación excepcional, debemos ejercitar la
responsabilidad individual de tal manera que la “conjuguemos siempre en un
segundo plano”, anteponiendo el interés general al nuestro propio y ello pasa
por: primero, en caso de tener los síntomas no acudir a los centros de salud, y
llamar como antes indicaba al 061; segundo: estar seguros de que nuestros
síntomas son de “coronavirus” (fiebre, tos seca, dificultad para respirar,
flema amarillo-verdosa, y cansancio y debilidad), porque los packs de detección
no son infinitos y alguien que realmente está enfermo lo puede necesitar más
que nosotros; tercero, ¡POR FAVOR USEN GUANTES
EN ZONAS COMUNES, ESPECIALMENTE AL MANEJAR FRUTA, HORTALIZAS Y DEMÁS
ALIMENTOS!, (y esto no lo digo por los otros héroes de esta contienda, los
trabajadoras y trabajadores de los supermercados que no dan para más estos
días), lo digo porque aún ayer, cuando en Galicia ya estaba en funcionamiento
el Estado de Alarma Sanitaria, varias personas que estaban haciendo la compra
no hicieron uso de los mismos, y no les digas nada que aun tienes más que oír;
cuarto tema, quédense en sus casas esto no es un período vacacional, y desde
luego a los paseantes “madrileños”, yo les pondría una sanción muy importante,
llegando a confinarlos en sus residencias de veraneo que han venido a ocupar, y
ahí encerrados estuviesen los 15 días que ha marcado, a tal efecto el Real
Decreto aprobado ayer.
Como confinado en su
casa respetando la cuarentena estipulada, debía de haber seguido el
“todopoderoso” Pablo Iglesias, que en un acto de irresponsabilidad y falta de
respeto a las demás personas que la están guardando, la rompe con un protocolo
exclusivo de seguridad sanitaria diseñado a medida para presentarse en la
reunión del Consejo de Ministros de ayer; en donde y de nuevo, para imponer su
“santa voluntad”, retrasando la intervención del Presidente a la nación, al
tiempo que se establecía un protocolo de alerta el palacio de la Moncloa… Y lo
que no sabemos. ¡Irresponsable e impresentable!
En fin, que esto sirva
de precedente y seamos disciplinados porque España se está jugando mucho, ya
que lo que conlleva un Estado de Alarma Nacional, no es “moco de pavo”; y
aunque las primeras medidas deben ser de atención a los enfermos, y de
prevención al resto de la población, las siguientes deberán ir encaminadas a
paliar las consecuencias en nuestra economía, en especial con los más
vulnerables, con las personas trabajadoras autónomas que desde hoy cerraron su
puertas, han mandado a sus empleados a casa, pero tienen que seguir pagando sus
nóminas, alquileres, proveedores, su cuota a la seguridad social etc. Y esto
también es competencia del Gobierno de España, no os olvidéis de ellos.
Ante una situación como
ésta debemos seguir las indicaciones que marcan las autoridades competentes y
hacerlo al unísono, además de facilitar las actuaciones de todas y cada una de
las instituciones que en este momento están cuidando por el bien y el interés general, es decir, por todos y
cada uno de nosotros.
Aun con todo esto que
les acabo de contar, y tras haber escuchado a los presidentes Feijóo y Sánchez,
quiero transmitirles a todos la misma tranquilidad que yo siento; aunque lo que
sí es cierto es que “YA NADA SERÁ COMO ANTES”
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