LAS NEGACIONES DE PEDRO, artículo publicado en Diario de Pontevedra el 21 de agosto de 2016
Pedro estaba sentado fuera en el patio, y una sirvienta se le acercó y dijo: Tú también estabas con Jesús el galileo. Pero él lo negó delante de todos ellos, diciendo: No sé de qué hablas. Cuando salió al portal, lo vio otra sirvienta y dijo a los que estaban allí: Este estaba con Jesús el nazareno. Y otra vez él lo negó con juramento: ¡Yo no conozco a ese hombre!. Y un poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro: Seguro que tú también eres uno de ellos, porque aun tu manera de hablar te descubre. Entonces él comenzó a maldecir y a jurar: ¡Yo no conozco a ese hombre! Y al instante un gallo cantó. Y Pedro se acordó de lo que Jesús había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró amargamente. Mateo 26:69-75.
El episodio de las tres negaciones de Pedro, acompañadas del doble canto del gallo, es uno de los más conocidos del evangelio, probablemente a causa del protagonista, pues en el episodio se trata nada menos que del pecado del primero de los apóstoles.
Salvando las distancias evidentes y sin caer en la frivolidad, estoy convencida que a otro Pedro, el señor Sánchez, puede que le ocurra lo mismo tras oír los dos cantos de Albert Rivera, y acabe llorando amargamente al negar de forma consecutiva un apoyo que no solamente necesita el líder del partido más votado en las últimas tres elecciones generales de la democracia. Lo necesita España, lo necesitamos todos.
Parece mentira que el número uno de un partido que ha tenido responsabilidades de gobierno en nuestro país y con una historia de gran trascendencia en la conformación de la democracia de España, se aleje de la grandeza de algunos políticos socialistas que le precedieron, y que supieron estar a la altura de las circunstancias, anteponiendo los intereses de los españoles a los propios del partido que representaban.
Muy mal Pedro, muy pero que muy mal. Con esa actitud chulesca, soberbia e irresponsable en la que estás encorsetado, me recuerdas más al excéntrico líder del estado bolivariano que a cualquier otro de las democracias avanzadas con los que pretendes, hago hincapié, pretendes emular.
En mi humilde opinión, te queda muy grande la talla de líder del primer partido de la oposición, ni que decir tiene la de presidente del gobierno que pretendes enfundarte tras la doble negativa recibida en la casa de todos nosotros que es el Congreso de los Diputados.
Te enfundas en unas prendas tales como la corrupción y los recortes sociales del Partido Popular, pero parece que tu amnesia necesita una cura.
Sin pretender obviar el comportamiento bochornoso de algunos golfos populares, la práctica totalidad de los políticos, representantes, afiliados, simpatizantes del Partido Popular, son gente honrada, gente buena, y no se merecen semejante comparación, es más, se merecen mucho respeto además de una solución al bloqueo institucional que hoy vive España.
También es mi obligación recordarte que el mayor recorte de la historia en cuestiones sociales se hizo en 2010, y fue ejecutada por el presidente de los derechos y la protección social, el de la ayuda al desamparado, el amigo, en definitiva, del gasto público. Sí, me refiero a Zapatero, cuando rebajó los sueldos de los funcionarios de un 5 por ciento, eliminó el cheque bebé, propició una moratoria para cobrar la dependencia de cinco años, además de suspender en 2011 de la ley que obligaba a revalorizar las pensiones en la misma cuantía que suba el IPC. ¡Tremendo!.
Pedro, es la hora de ponerse el traje de la responsabilidad, de la razón de estado, de esa motivación, generalmente secreta o inconfesable, que mueve a un gobernante de altura intelectual, a tomar determinadas decisiones de interés público aún cuando se vulneren principios partidistas, como es más que necesario en este caso.
En mi humilde opinión, debes superponer la seguridad estatal, la estabilidad de las instituciones, el interés social de bienestar y económico de los ciudadanos y las empresas a cualquier otra consideración, incluso a compromisos contraídos con tus votantes, y así facilitar el gobierno de España.
Yo te pediría que abandones el corsé de la obcecación en el no, porque así, a diferencia del otro Pedro que citaba al inicio de este artículo, ahorrarás muchas lágrimas y no cometerás un pecado en el que, implícitamente, sufrirás la penitencia.
Yo apelo a tu cordura, a la de los tuyos que te la recuerdan día a día y no son cualquiera. Felipe González, Alfonso Guerra, Alfredo Pérez Rubalcaba y demás prebostes socialistas.
Si lo que te preocupa es un reconocimiento personal, cambia de actitud. Está claro que no será a corto plazo, pero lo obtendrás.
España es lo único importante en estos momentos, así que espero que recapacites, abandones esa posición irresponsable y como consecuencia, desertes la posición en tus negaciones, Pedro.
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