EXCESOS EN TIEMPO DE NAVIDAD, artículo publicado en Diario de Pontevedra el 18 de diciembre de 2016

Ya estamos en tiempo de Navidad, y con ella llega la época del año de excesos por excelencia que parece no tener fin, pero que cuando aterrizamos en el día 7 de enero, no solo nos encontraremos con un aumento considerable del volumen corporal, también se habrá agrandado el gasto monetario. Eso sí, que no se preocupen los menos que más tienen, ya que podrán seguir haciendo sus pagos al contado con el nada desdeñable límite de 2000€. El Gobierno así lo ha acordado, aplazando sin fecha la rebaja a 1.000 euros para el pago en efectivo, quizá sea este otro exceso en tiempo de Navidad.


Y hablando de excesos, lo primero que me viene a la cabeza son los culinarios, ante los cuales deberíamos hacer caso a las recomendaciones de moderación y hábitos saludables hechas a lo largo de todo el año, por un profesional de renombre, referente en los medios de comunicación, las redes sociales, además de sus conferencias multitudinarias; mi admirado y querido amigo el Doctor Manuel Viso Sarmiento.

Efectivamente en estas fechas las pautas saludables del Doctor Viso recobran más importancia; y así nos lo hacía saber a toda la pléyade de seguidores y pacientes esta semana, en donde a través del Twitter, Facebook y su programa de radio, nos alertaba ya no solo de los encuentros gastronómicos de Nochebuena, Navidad, Fin de año, Reyes, etc., sino que nos explicaba con gran acierto, “ la ingente cantidad de productos que comenzamos a ingerir desde principios de diciembre y, cómo no, las cenas de empresa, de amigos, etc.”.



Para un estudioso y concienzudo profesional de la salud como él, es cuestión primordial hacer hincapié en estos temas, pero yo le voy a pedir en nombre de todos que haga un poco la vista gorda, y en mi caso particular, aunque intente seguir sus indicaciones, ya le adelanto que algún “pecadito de azúcar” salido de las pastelerías de toda la vida de Pontevedra voy a cometer en este tiempo de Navidad.



Ahora bien, los excesos en tiempo de Navidad no solo repercuten en la salud y en dinero, ya que los encuentros a los que hacía referencia el Doctor Viso, se producen desde principios de diciembre, alcanzando su punto álgido en las comidas o cenas de empresa y familiares.

Ahí es donde también se pueden cometer otro tipo de excesos, me refiero a los de consecuencias laborales o personales.

A veces no nos damos cuenta, pero, ¿somos realmente conscientes de las secuelas que pueden producir las citas gastronómicas en tiempo de Navidad?, y con esto no pretendo aguarle la fiesta a nadie, pero estoy convencida que cuidando algún que otro detalle, seguramente podremos disfrutar mucho más de estas reuniones.
En primer lugar, están las cenas de trabajo, en segundo lugar, las cenas de familia, porque sinceramente, no meto en el mismo saco los encuentros entre amigos, ya que esos son en los que verdaderamente te apetece estar.

Los encuentros con los compañeros de trabajo suelen ser mayoritariamente en cenas, las terribles cenas de empresa, otro embauco americano al que hemos sucumbido, y en las que se supone una noche para estrechar lazos con todos los compañeros, pero irremediablemente acabas sentado con los de siempre, poniendo verde a los de siempre y hablando sobre lo de siempre.


Así que atención porque, ¿quién no conoce a alguien que en alguna de esos encuentros gastronómicos de Navidad terminó con la camisa desabrochada, la corbata en la cabeza y diciendo al jefe o a algún que otro compañero improperios que, después pasaron factura y no precisamente económica?.

Evidentemente uno hace amigos trabajando, pero siempre es preferible tener una idea aproximada de lo que se va a encontrar cuando uno acude a una comida, cóctel o cena de trabajo, quién se sienta a su lado, la moderación a la hora de consumir alcohol, la prudencia en las conversaciones que en cualquier momento se pueden convertir en un arma de destrucción masiva para quien las protagoniza. Y lo de las copas de después, “esa es la cuestión” ir o no ir, aunque antes de tomar la decisión, recordemos que una retirada a tiempo es una victoria, ya que la imagen que uno pueda dar esa noche entre compañeros y jefes será una persecución diaria a partir de ese momento, como si de una mala sombra se tratase.

Por cierto, cuidado con los móviles, ese artefacto traicionero que inmortalizará todo, y que algún simpático deseoso de publicar su momento “cena” no tardará ni un segundo en subirlo a sus redes sociales, en la mayoría de los casos sin que los protagonistas se enteren; y una vez hecho esto, ya no hay escapatoria posible.

Pero sin duda, para mí aun hay algunos encuentros, al menos tan complicados como estos, me refiero a los de la familia, sobre todo cuando crece con anexiones varias, y ya no solo somos papá, mamá y los hermanos.

Son muy numerosos los estudios sociológicos sobre el estrés que provocan estos encuentros familiares navideños, porque a estos hay que asistir sí o sí, aunque no te apetezca un ápice compartir con algún que otro asistente mesa y mantel.

Y si de estrés navideño hablamos, las que se llevan la palma en silencio son las madres, y a ver si todos podemos pensar un poquito más en ellas, porque para ellas también es fiesta, también es Navidad.



Pero llegado este momento sin escapatoria alguna, las recomendaciones, también saludables, pasan por permanecer absorto, mudo o sordo, para no darle un disgusto a la jefa de la casa participando de una gresca monumental.

De todas formas, no seré yo el que haga apología contraria a estos encuentros en tiempo de Navidad, además de ser una época para achucharnos, vernos y celebrarlo, es una época muy importante para nuestros empresarios de la hostelería y de la alimentación, una época fuerte para la generación de negocio y empleo, tan necesario en estos tiempos.

Así qué a disfrutar, aun teniendo en cuenta las consecuencias de los excesos en tiempo de Navidad.





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