ENTRE MONSTRUOS, artículo publicado en Diario de Pontevedra el 15 de enero de 2017
Según la Real Academia Española la definición de monstruo nos dice que es un “ser que presenta anomalías o desviaciones notables respecto a su especie”.
Los monstruos a los que voy a hacer alusión en este artículo no son los seres fantásticos que causan miedo, otra definición que la RAE confiere a esta palabra, tampoco a esos protagonistas de historias tétricas que tanto nos asustaban cuando éramos pequeños.
Los monstruos a los que voy a hacer alusión, son seres, que distando mucho de ser humanos pertenecen a nuestra especie, pero que sus actos se desvían absolutamente de la praxis de la conducta de los hombres; y por desgracia, las historias que protagonizan no son fantásticas, son reales.
No voy hacer una reseña con los ejemplos de monstruos humanos que nos han acompañado en la parte más triste y pavorosa de la Historia, ni tan siquiera de los más recientes, eso me llevaría una cantidad de folios más parecida a un compendio enciclopédico que a un artículo de opinión; pero por desgracia en estos días que vivimos, de los muchos que existen, hay un ejemplo estremecedor para cualquier persona que tenga bien las entendederas, me refiero al individuo qué ha utilizado a una niña para unas de las mayores depravaciones posibles, cuestión agravada aún más, al ser esta pequeña su hija.
Todos ustedes conocen el caso de Nadia, esa preciosa niña cuyo nombre de origen persa, árabe y eslavo, también mencionado en el Corán, paradojas del destino, significa 'esperanza'.
La primera noticia que recibimos sobre la pequeña fue su presentación en sociedad allá por diciembre de 2012 a través de un conmovedor vídeo en el que ella decía, “Hola, me llamo Nadia y tengo una enfermedad muy rara. Los médicos tienen que operarme. Solo hay un problema: necesito 18.000 euros”.
España, país solidario por excelencia, comenzó a moverse para dar solución al problema, hasta el punto de calar tan hondo, que diversos artistas como Maldita Nerea, El Sueño de Morfeo o Russian Red, colaboraron en un vídeo a favor de la causa versionando un playback del conocidísimo “All you need is love” (Todo lo que necesitas es amor) de los Beattles.
Artistas, personajes conocidos, presentadores de programas de “prime time” se hicieron eco de la causa, así como las todopoderosas redes sociales, y pronto se recaudaron esos 18.000 euros.
Así, Nadia volvía a aparecer ante la cámara dando las gracias y felicitando la Navidad. Hasta ahí todo correcto, o mejor que correcto; el problema surgió cuando nos enteramos que todo no era lo que parecía.
Ante las informaciones contrapuestas de si eso era cierto no, la solidaridad de los ciudadanos se materializa de nuevo ante una otra petición de más dinero para hacer otras intervenciones quirúrgicas; y dentro de la vorágine de desatinos, nos encontramos con una que hizo saltar más dudas, ya que el facultativo que se supone la trataba, no era otro que un médico oculto en una cueva en Afganistán…. Sí, un chamán que en palabras del padre de Nadia sonaba como uno de los mayores expertos mundiales en tricotiodistrofia al que consultaron. Increíble.
La hemeroteca está ahí, y tras una concatenación de hechos que hacen cada vez hacen menos crédula la historia, llega la gota que colma el vaso con la detención del padre, la sospecha sobre la madre, enterándonos que la recaudación había superado el millón de euros, no había sido dedicada a la ya calificada como presunta enfermedad de la chiquilla.
Los medios de comunicación que se habían hecho eco de la historia, apoyando y difundiendo la causa, comienzan a investigar a fondo la cuestión. Y ese padre, si es que así visto lo visto y sabida ya su fechoría se le puede calificar de tal, asume la estafa en un programa de televisión confesando que había mentido a su mujer cuando llevaba a la niña a curanderos de poca monta en vez de a Houston, que en realidad era para lo que pedía ayuda económica.
El hecho es tremendo, además de parecer hilado como en un guión de una película de esas que dan hasta asco, pero lo que ya ha conmovido a todo el mundo de bien sacudiendo como un mazado las buenas intenciones de la gente, son las últimas informaciones que versan sobre unas fotografías encontradas a través de las investigaciones de los Mossos d´Esquadra en el ordenador de sus padres, e interpretadas como de “explotación sexual” de la menor.
Sinceramente la cuestión ya ni tiene calificativo, y es entonces, cuando el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, emite una nota oficial en la que confirma que estos archivos podrían ser constitutivos de “delitos de elaboración y tenencia de pornografía infantil, así como de exhibicionismo y provocación sexual".
Así llegamos a este pasado viernes cuando los progenitores de Nadia declaraban ante el juez negando la mayor. A la madre la deja el magistrado en libertad, y le siguen permitiendo las visitas a la niña, que ante tal situación, ha sido enviada a vivir con su tía materna que ahora tiene la custodia, lejos de la vorágine mediática que, con razón rodea este caso.
Ahora bien, el abogado que representaba la defensa de ambos, padre y madre, dice que abandonará la atención legal del padre tras esta declaración. La justificación dada por el letrado se basa en la dificultad de seguir representando a los dos ante la complejidad que va adquiriendo el caso, yo sinceramente creo que es otra y mucho más grave.
No sé en lo que puede acabar esto aunque lo imagino, y quizá no será pronta la finalización de esta terrible trama que, sinceramente a mi me produce pavor.
Bien es cierto que en este Estado de Derecho en el que vivimos existe la presunción de inocencia, pero pase lo que pase y caiga el peso de la Ley en quien y como deba, lo más doloroso, además del engaño a los ciudadanos de bien que contribuyeron honesta y solidariamente a la causa (que no debería de influir ante los demás casos reales que si necesitan ayuda), yo soy de los que piensan que la pequeña Nadia ha tenido la malísima suerte de haber vivido, “presuntamente”, entre monstruos.
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