NI HECHOS POR ENCARGO, artículo publicado en Diario de Pontevedra el 8 de octubre de 2017
Esta semana rondó por mi cabeza una idea quizá descabellada para muchos,
pero que a mí me ha parecido acertada para no caer en los tópicos que, a veces
y sin querer, pueden atisbar indicios de peloteo, cuando queremos reconocer a
quien se merece lo que se merece.
Sin abandonar mi más profundo sentido del respeto a la institución de la
Corona, pero haciendo un símil para arrancar alguna sonrisa en estos tétricos
tiempos que corren, les cuento lo que sigue.
Este pasado miércoles por la mañana hablaba con un buen amigo sobre papel
tan destacado,que a nuestro juicio, había desempeñado SM el Rey Felipe VI la
noche anterior al dirigirse a todos los españoles en uno de los momentos más
difíciles de la historia reciente de España. Ya al finalizar la conversación mi
amigo, casualidad también con nombre de rey, me dijo, “Rosanna si queremos pedir uno mejor, no lo fabrican”.
¿Se imaginan a cualquiera de de ustedes, o a mi misma, visitando una
fábrica de reyes?.
Estoy convencida que en nuestro desiderátum, al menos en el mío, entre
otras muchas del catálogo incluiría honradez, compromiso, preparación, contundencia, ecuanimidad, cercanía, además
que ser garante y profeso ante los valores de su gente, conocedor de la Ley, y
ejemplar. En fin, el mejor.
Pues fíjense ustedes, ya no tenemos ni que acudir a esa fábrica, porque ya
lo tenemos, Felipe VI.
No es la primera vez que hago referencia o análisis de un discurso del Rey,
pero hoy me voy a centrar en el papel que jugó como Jefe del Estado este pasado
martes por la noche.
En su alocución televisiva, Su Majestad el Rey Felipe VI dio una lección de
saber ser, estar y actuar ante tan grave
tesitura.
Explicó perfectamente la situación y la verdad de la existencia de España
como un TODO. Bajó al detalle de lo que había ocurrido y la manera de
solucionarlo, a través de la Ley. Y lo hizo, con referencias explícitas a
quienes se la habían pasado por el forro, y perdonen la expresión.
Porque si a ustedes o a mí se nos ocurre pasarnos la ley a “la torera”,
haciendo caso omiso a su mandato, les puedo asegurar que duramos sin impunidad
menos que un caramelo rico, rico a la puerta de un colegio
A los delincuentes no se les amonesta (más veces imposible, en el caso de
las autoridades autonómicas de Cataluña), se les aplica la Ley, y ahí estamos.
Eso es lo que dejó claro, SM El Rey.
Pero no ha sido el único líder que ha hecho su aparición esta semana en
dónde, cuándo y cómo debe. He aquí, otro ejemplo que ni hecho por encargo.
Este pasado miércoles día 4 de octubre Alberto Núñez Feijóo acudía al
Palacio del Hórreo a protagonizar, una vez más, el debate del Estado de la
Autonomía de Galicia ante los representantes de los gallegos, que todos
libremente hemos elegido en las urnas hace poco más de un año.
Sin entrar en la profundidad del debate que exhalaba satisfacción del deber
cumplido, y a mi juicio así es, he de decir que Galicia tiene un gran
presidente; porque uno puede estar de acuerdo ideológicamente o no con el señor
Feijóo, pero lo que está claro es que superó con creces el ejercicio de un
gobernante a la altura de las circunstancias.
Hay muchos manuales de coaching, y ya en tiempos antiguos tratados
específicos que hablan sobre las cualidades de un líder. Yo no voy a entrar
ahí, pero si tuviera que ir a una fábrica de presidentes, en mi lista de
imprescindibles incluiría la honradez, la capacitación, la dedicación y el
compromiso con su tierra que destila el presidente gallego.
En unos tiempos complicados como los que nos ha tocado vivir necesitamos a
personas de esta talla personal y profesional.
Estoy convencida, que si somos capaces de hacer un ejercicio de asepsia
partidaria y mediática, para poder alcanzar así el “nirvana” democrático que ya
la mayoría de edad en la práctica nos confiere, seríamos capaces de afirmar,
que estos dos ejemplos, aunque cada uno en su papel, han estado tan a la altura
de las circunstancias, que ni hechos por encargo.
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