¡BIENVENIDOS AL PARAISO!, artículo publicado en Diario de Pontevedra el 23 de septiembre de 2018
El pasado 18 de
septiembre en la edición para Europa el Diario británico “The Guardian” se colgaba
un artículo rubricado por el “freelance” canadiense Stephen Burgen, bajo el
título, “Para mí, esto es el paraíso': la vida en la ciudad española que
prohibió los coches".
En ese artículo Burgen retrata
a nuestra ciudad como “EL PARAISO”, y describía a nuestra boa Vila de la
siguiente manera (y entrecomillo lo escrito por Burgen que no quiero líos y tal
y como está el patio) “En Pontevedra, la banda sonora habitual de una ciudad
española ha sido reemplazada por el tweeting (piar) de pájaros y la charla de
humanos”.
Hasta ahí, su discurso
¡se lo compro!, porque bien es cierto que en el centro de la Bella Helenes poco
tráfico hay, eso sí, desorganizado y peligroso, cuanto menos, al aparecer
perdidos y entre la multitud, que tampoco está acostumbrada a los coches, los
residentes desesperados por llegar a sus casas.
Nadie puede obviar la
transformación de Pontevedra, y para todo el que nos visita es un remanso de
paz, historia y gastronomía; dicho lo cual, se van encantados y con ganas de
volver.
A mí la experiencia de
los visitantes, (porque ya nos gustaría que se quedasen a dormir y a comer en mayor
número) me recuerda a esa actitud de aquellos que les gustan los niños (de los
demás), pero sólo un ratito, para disfrutar de ellos, porque la paciencia para
criarlos es otra cosa.
Pues esto es lo que
pasa en nuestra ciudad, al que viene, pasea, descubre, lo cuenta y repite en
muchos casos, pero ¿qué ocurre con las personas que vivimos aquí?, ¿sigue
existiendo ese idílico paraíso en nuestro devenir diario?
La Pontevedra del paseo,
del “tweeting” de los pájaros y la charla de humanos, como bien decía el periodista
es como un edén; pues desde el punto de vista etimológico el señor Burgens no
va descaminado ya que esos parajes sólo existen en textos religiosos, en los de
historias fabulosas, en los libros de cuentos, en las leyendas y en la
imaginación.
Porque las cosas hay
que hacerlas con cabeza y pensando a medio y largo plazo, no a salto de mata; y
ahí está la reflexión del artículo cuando escribe, “Lores se convirtió en
alcalde después de 12 años en la oposición, y en un mes había peatonalizado los
300,000 metros cuadrados del centro medieval, pavimentando las calles con losas
de granito”.
Vamos a ver, seamos serios. En primer lugar, los tiempos veo
que no los ha calibrado con raciocinio, o simplemente ha transcrito la
información recibida, porque aunque sí recuerdo la barbarie de la extracción
del pavimento medieval, esa descabellada hazaña no se hizo en un mes, aunque sí
en tiempo record la desaparición de las catalpas de la plaza de la Verdura, mis
compañeros de juegos cuando niña; y en segundo y por ello no menos importante, la
consecuencia del cambio del pavimento centenario en la zona monumental con
piedra nueva, cuestión que nos vetó para
que Pontevedra fuese Ciudad Patrimonio de la Humanidad, lo que nos hubiera
reportado mucho turismo, por ende creación de empresas y empleo. Y se quedan
tan anchos, uno dictando y otro escribiendo. Si lo llega a hacer y/o decir un
alcalde popular el día de la salida del artículo, como poco tiene “escraches”
hasta en la ducha matinal.
De todas formas
¡bienvenidos al paraíso!, a esa ciudad en donde la superpoblación de gaviotas
que invade los tejados de Pontevedra y, por ende, la ciudad; esas mismas que
hace guardia desde las farolas o donde cuadre, para atacar en las terrazas de
cafeterías y bares a ver si se llevan el bocadito de la tapa correspondiente, o
cualquier día el ojo de alguien; o se zampan, tras ataque en vuelo a alguna
paloma enferma para la desesperación de muchos viandantes. Por no hablar de las
condecoraciones que nos brindan sobre nuestra ropa y cabello las defecaciones
de esas mismas aves.
¡Bien venidos al
paraíso!, al de los lombos desmesurados que te revuelven el organismo como si
de una atracción de feria desmesurada; al del botellón descontrolado en la
época de mayor afluencia de visitantes.
Bienvenidos a ese paraíso
en donde cada vez se cierran más establecimientos comerciales, en ese mismo
centro urbano del que tanto se presume haber acertado con el modelo de ciudad.
Ese mismo paraíso en
donde la gente tiene que marcharse para encontrar trabajo, porque no ceja en su
aumento en las cifras del paro.
Yo que ustedes, señor
Lores y equipo de gobierno que le acompaña, así como el mejor director de
comunicación que el ayuntamiento haya tenido nunca, porque así es, les pido
como pontevedresa que, a la par que hacen estas campañas propagandísticas se
pongan manos a la obra, (aunque tiempo han tenido de sobra), y ya que vivimos
en una ciudad ejemplo a seguir, deberían explotarla desde el punto de vista
económico, cultural y turístico con sentidiño y con acierto. Yo tengo un buen
plan, aunque ya no estoy para regalar nada, y me imagino que si yo lo tengo, al
menos ustedes deberían de manejar más de un escenario.
Bien es cierto que el
embalaje de nuestra ciudad no está mal, sería una necia si dijese lo contrario,
pero cuando desenvolvemos el “papel de regalo y los lazos”, nos encontramos a
una ciudad con muchos problemas de a diario, y Pontevedra y los pontevedreses y
pontevedresas se merecen una enjundia y consistencia que, hoy por hoy no tiene.
Ahora bien, aunque
respete la opinión del señor Burgen y no me disguste en absoluto la mención de
mi ciudad en el importante periódico “The Guardian”, lo que no veo muy claro es
que el ayuntamiento tuviese que ir a la caza y captura de un freelance que se
describe en su perfil de Twitter como “Escritor, periodista, traductor. Escribe
para “The Guardian” and “Observer”.
¡Equilicuá!, y sigo,
qué casualidad, vive Barcelona, es traductor de español y catalán, y tiene una
cuanta en Twitter a la que les invito a entra y pasear sobre sus “píos”, porque
ya no sé si soy yo la malpensada; ahí lo dejo a su juicio.
Mientras tanto sigamos
soñando con un ¡Bienvenidos al Paraíso!
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