" EN TABLAS",artículo publicado en Diario de pontevedra el 30 de septiembre de 2018


Por mandato de Alfonso X, el rey Sabio, se confeccionó un compendio de normas que se publicaba en Sevilla allá por el año 1283 bajo el nombre del “Libro de los juegos”, siendo el primero en que se ponía orden y se establecían las reglas del ajedrez y otros juegos en España.

Los juegos de "tablas" recibían su nombre en referencia en realidad por las fichas que se disponían sobre el tablero, más que al tablero en sí. Por ejemplo, habla acerca de un juego llamado "quince tablas" en el que cada jugador dispone de quince fichas, o en ese mismo libro se cita, además de al ajedrez, al juego español “tablas reales”, que no es otro que el también denominada backgammon.

Pero no sería hasta el año1867 cuando se aplica el término a todas las partidas de ajedrez de los torneos oficiales, que cuando acabaran en "tablas" debían jugarse nuevamente.

Hoy día ya no solo se usa la expresión en lo que corresponde al juego del ajedrez, se utiliza en todas aquellas confrontaciones en que se da un empate. Aunque bien es cierto que al referir a “jugada que termina en tablas”, lo primero que me viene a mí a la mente son todas aquellas partidas de ajedrez en las que se enfrentaron Kárpov y Kaspárov entre los años 80 y 90 del pasado siglo.

Se preguntarán el por qué he traído a este artículo de opinión dominical esta historia, pues sencillamente porque el pasado viernes se celebraban las elecciones a Presidente (y lo pongo así porque los dos candidatos eran de género masculino) y a contador/a, lo que especifico porque los candidatos eran un hombre, y por primera vez en la historia de esta sociedad se presentaba una mujer al cargo.

Resultado: “tablas”, debido a los 458 votos recibidos por cada una de las dos candidaturas en la contienda electoral, algo así como lo que aconteció en alguna que otra partida entre Kárpov y Kaspárov, en donde la probabilidad era ínfima.

Los careos de aquellos grandes genios del ajedrez llevaban consigo una enjundia que iba más allá del tablero, ya que no sólo se enfrentan dos formas de entender el ajedrez, o dos personalidades, sino dos modos de entender la vida, que suele coincidir con dos modelos distintos de entender una sociedad. Cada uno era símbolo de una manera de entender la vida y el mundo. Kárpov era el símbolo del ideal soviético, de la continuidad; así como Kaspárov, el más oven de los dos, entrañaba la idea de cambio, que habría de transformar lo establecido.

Siendo este un símil adaptable a la contienda electoral de los dos candidatos a la presidencia del Liceo Casino, y con el resultado obtenido, la solución estriba en la repetición del proceso electivo que deberá de volver a materializarse, no sé si con el mismo resultado que el duelo de titanes del ajedrez, o sí.

Hay que perder miedo a los cambios no son malos, lo que ocurre es que hay que hacerlos con raciocinio y unión de voluntades; y porque los relevos, a veces también generacionales, son adecuados ya que es ley de vida. Porque si esto no hubiera sido así, el mundo de hoy no sería como el que vivimos que, aunque con sus sombras que no pocas, muestra luces de mejora en el progreso en la vida cotidiana de los ciudadanos de la sociedad actual.

Sin más esto es lo mismo que debería de pasar en esta insigne entidad pontevedresa, sino la veo avocada a la desaparición. Y sin entrar en los procederes de las personas que hasta este momento han dirigido la misma, porque errores se cometen siempre que se hacen cosas, de ahí la adaptación, aunque mala de la célebre cita de Goethe, “ladran luego cabalgamos”, porque así es.

No voy a personalizar un caso acontecido en mi persona que la actual junta directiva no supo gestionar, porque al final soy un número más de los más de 2000 socios que componemos esa entidad; eso sí, y cuando ocurren situaciones desagradables como esta (que algunas personas han sacado de contexto), suceden entre socios y personal directivo, en donde es muy necesario pedir “cuentas”, sobre todo para que no se repita.

Dicho lo cual, la necesidad impera ante la adaptabilidad de la sociedad al mundo del siglo XXI, y superar procederes en el régimen de funcionamiento de esta entidad centenaria, en donde por ejemplo, el uso de las nuevas tecnologías debería estar a la orden del día, como por ejemplo para votar; ya que no me cabe en la cabeza que para enviar mi declaración de IRPF a la Agencia Tributaria (ahí es nada), lo pueda hacer desde mi ordenador con la firma electrónica (validada oficialmente), y para votar en cualquier proceso decisorio de la entidad, no. Cito este caso aunque son muchos más.

Con todo, es necesario de agradecer la dedicación encomiable de todas y cada una de las Juntas Directivas que han pilotado la institución a lo largo de los años, aunque no estuviese de acuerdo con la manera de hacerlo, una cosa no quita la otra.

Pero por encima de todo hay que dar la enhorabuena a los socios, ya que la participación fue de un 45.36%, ello indica que ha ganado el Liceo Casino, que está vivo, y sinceramente, con ganas de incorporarse al siglo XXI, que algo está cambiando, y no me cabe la menor duda que mucho ha tenido que ver la candidatura de jóvenes sobradamente preparados capitaneada por Alejandro Regueiro; y quizá en los nuevos comicios que próximamente se llevarán a cabo, ocurra lo mismo que lo acontecido entre Kárpov y Kaspárov, en donde y aunque de forma muy ajustada, ganó el que llamaban el hijo del cambio.

Ahí lo dejo porque pitonisa no soy, ya que hasta día de hoy y desde el viernes, el resultado ha sido “tablas”.


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