" ¡ A POR ELLOS !", artículo publicado en Diario de Pontevedra el 11 de marzo de 2018


Esta vez no hay duda. Esta vez, sí que ha quedado claro demostrando una unidad sin precedentes en la celebración, este pasado jueves 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora. ¡A por ellos!



Emocionada, orgullosa, satisfecha y feliz por todas aquellas personas que han puesto voz, reivindicando de múltiples maneras y a través de millones de gestos una obviedad que, poco a poco se transforma en real, el poder de lo infinito, de lo femenino.

La magnitud, el alcance, y lo compacto del clamor a lo largo y ancho del Globo, deja clara la intención y las ganas de perseguir el objetivo fundamental de la lucha de millones de personas, a favor de la consecución de la igualdad de derechos de las mujeres. Ahora más que nunca, ¡a por ellos!



¡A por ellos!, porque se lo debemos a ellas, al colectivo femenino en su conjunto, al que se levanta cada mañana para hacer de su mundo uno mejor, en donde no sería posible esa normalidad que tanto perseguimos, si las mujeres no gozamos de nuestros derechos laborales al completo.

A ellas, a las que nos antecedieron en la vida, a las que sin su empeño decidido en cambiar lo inconcebiblemente establecido, no les frenó la conformidad y la sumisión.

¡A por ellos!, como el de la incomprensible brecha salarial, piedra de toque en las reivindicaciones femeninas este pasado jueves, por el que se viene luchando desde el siglo XIX.

Mi recuerdo a aquellas obreras textiles que el 8 de marzo de 1857 tomaron la decisión de salir a las calles de Nueva York, y hacerlo para protestar por las míseras condiciones en las que trabajaban y los bajos salarios que percibían.



Mi homenaje sincero a las cerca de 130 trabajadoras de la fábrica Cotton de Nueva York, que el 8 de marzo de 1908 perdían la vida, en un incendio provocado para disuadirlas de la huelga en la que reivindicaban algo tan básico y justo como conseguir una jornada laboral de 10 horas, salario igual que el de los hombres y una mejora de las condiciones higiénicas.

La indignación por lo sucedido hizo que dos años después, en 1910, la revolucionaria alemana, Clara Zetkin, propusiera en una reunión internacional de mujeres, la fecha del 8 de marzo, en su memoria, bajo la denominación de Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

La primera celebración del Día Internacional de la Mujer tuvo lugar el 19 de marzo de 1911 en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, y su conmemoración se ha venido extendiendo, desde entonces, a numerosos países.

Pero no sería internacionalmente institucionalizado por Naciones Unidas hasta 1977, cuando en la Asamblea General de la ONU a través de su Resolución 32/142 33​ se invitaba a todos los estados a que proclamasen, de acuerdo con sus tradiciones históricas y costumbres nacionales, un día del año como «Día de las Naciones Unidas para los derechos de la mujer”.

Pero también es mi obligación contarles algo desconocido por el gran público, que ocurría en Galicia, nueve meses después de ese incalificable incendio en Nueva York; y con ello, rendirles mi humilde homenaje, declarar mi reconocimiento y admiración al coraje de aquellas valientes pioneras que plantaron cara al trato vejatorio recibido.




Todo comenzaba el 6 de diciembre 1857cuando algunas cigarreras visitaban las casas de sus compañeras para que apoyasen la protesta del día siguiente. Así, el 7 de diciembre por la mañana, las operarias de la Fábrica de Tabacos de La Coruña se amotinaron, descontentas con los nuevos métodos para elaborar los pitillos, con su salario y con las condiciones en las que desarrollaban su trabajo. Rompieron máquinas, subieron al tejado y tiraron al mar sus pedazos; lo que hizo se movilizaran las tropas de infantería y caballería de la ciudad herculina para detenerlas. Y aproximando a la cifra en casi 4000 mujeres que trabajaban en la factoría, solo quedaron detenidas veinte. La sublevación de aquellas valientes mujeres no lograría parar los nuevos métodos de producción de pitillos, pero sí removió conciencias, e hizo tambalear los cimientos económicos y sociales de La Coruña de su tiempo, quedando como proeza femenina laboral en su historia.

Así comenzó la lucha en nuestra tierra para conseguir lo que ya nos pertenecía a las mujeres aun sin ser considerado como tal, nuestros derechos laborales; y aunque la hazaña no sea muy conocida, hay que reconocer que fue un primer paso de calado protagonizado por aquellas “guerreras ártabras” en 1857.

Es nuestro deber recoger el testigo, y mejorar la herencia recibida de todas y cada una de las mujeres, y de los que le acompañaron, en la defensa en la igualdad de derechos.

Nuestro compromiso debe ser el dar continuidad a la protesta, y hacerlo en la línea de unidad y apoyo, tal y como sucedía el pasado jueves en las calles de nuestra tierra con manifestaciones y concentraciones como nunca hasta ahora se habían visto, ni vivido.


Confío se siga practicando con la sociedad en su conjunto, y lo hagamos todos y cada uno de los días de cada año de nuestra vida.

Son muchas las cuestiones que siguen manteniendo los derechos mermados de las mujeres frente a los de los hombres, lo que es una verdadera abominación en pleno siglo XXI.

Por ello, por ellas, por todas, sigamos luchando en la consecución de la igualdad de los derechos de las mujeres.

¡A por ellos!



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