"CUANDO LOS PRINCIPIOS MANDAN", artículo publicado en Diario de Pontevedra el 10 de junio de 2018


No hay cosa más bonita, que el poder desarrollar en lo más adentro de uno el sentimiento de respeto y fidelidad a los propios principios morales, a los compromisos establecidos o hacia alguien o algo en lo que crees y practicas.
 
 
Decía el general McArthur en su “Carta a la Juventud” que, “… No se vuelve uno viejo por haber vivido un cierto número de años; se envejece cuando se ha desertado de un ideal. Los años arrugan la piel; renunciar a una ilusión, arruga el alma”.


Et voilà! señor Aznar, ya que por mucho que se tiña el pelo, por mucho que presuma de esos abdominales que lo que expresan es una alteración mental propia de varones con poca autoestima y visión distorsionada de su físico ( no es cosecha mía, es definición de vigorexia), no podrá, por mucho que se empeñe dejar que salga a la luz la vejez que ha invadido lo más profundo de su mente y de su espíritu; caso contrario, no me cabe explicación lógica alguna para contextualizar las declaraciones que ha hecho esta misma semana, las cuales reflejan una bajeza y una deslealtad, tales, que “ lentamente le han inclinado hacia la tierra y ya, convertirse en polvo antes de desaparecer…”.
 
 
 
Pues precisamente con la escenificación de su insensatez y “traición de Judas”, apenas 24 horas tras la honorable y ejemplar despedida de un gran hombre que ha compartido con usted presidencia de partido político y del Gobierno de España , el señor Mariano Rajoy, me viene a la mente dedicarle cuanto menos el título de "campeón de la deslealtad," lo cual le confiere a usted, el ser aún menos que ese polvo de la tierra al que antes hacía mención, y conlleva como la noche la oscuridad, el desprecio que se merece; aunque más triste es aún, el atisbo que muestra su fracaso en el camino de la vida, ya que la falta de lealtad es, precisamente una de las mayores causas del mismo.
 

En momentos como este, es mejor mantener la calma, y jamás murmurar en contra de la organización política que le dio todo. A ver si dejamos ya de anteponer metas a las personas.

Porque, aunque no se esté de acuerdo en cómo se hacen las cosas (nadie es perfecto y un partido político no es una secta), en un momento en que el río está más que revuelto, no se trata de actuar como pescador a la ganancia, sino como como marino disciplinado, respetuoso y comprometido, y hacerlo con el mismo ímpetu, como en mi caso, cuando me enrolé en esta aventura hace ya más de 30 años.

Porque siempre es mejor dejar a un hijo en manos de otra madre que verlo partido por la mitad, porque como ya he dicho no es momento de felonías, lo que hay que intentar y seguir sorprendiéndose a diario, y haciéndolo de la mejor de las maneras posibles, para así plantar cara a los desafíos con disfrute y alegría.

Como escribía el viejo general en su carta, “…eres tan joven como tu fe y tan viejo como tu duda; tan joven como la confianza en ti mismo; tan joven como tu esperanza; tan viejo como tu abatimiento. Permanecerás joven mientras permanezcas receptivo a cuanto es bello, bueno y grande. Receptivo a los mensajes de la naturaleza, del hombre y del Infinito”.

En esa misma línea refería Ortega y Gasset al relativismo como práctica de algunos necios, “el conocimiento es imposible; no hay una realidad transcendente, porque todo sujeto real es un recinto peculiarmente modelado. Al entrar en él, la realidad se deformaría y esta deformación individual sería lo que cada ser tomase por la pretendida realidad”. Ahí lo dejo. Lo que no se me quita de la cabeza es que en su mano estuvo la seguridad y el bienestar de España durante tanto tiempo.
 
 

Aunque la verdad aun no sé cómo nos siguen pasmando sus salidas de tono en apariciones estelares, ya que entre otras muchas, recuerdo perfectamente una de esas intervenciones “estrelladas” desde el atril de la presidencia de FAES, hace más o menos un año, cuando criticaba las tibias reformas económicas del gobierno de entonces en España, y tachaba de falta de ambición al presidente Rajoy. Eso se llama sensatez, no falta de ambición señor José María, por cierto, hablando de ambición, la que a usted le sobra.
 
 
Se avecinan tiempos complicados para todos, cierto es, pero si no queremos que el barco zozobre, allí cada uno en su puesto y al unísono en rumbo hacia el mismo punto, será la manera de encontrar la vuelta a puerto sin perecer en la tormenta. Para ello es imprescindible la asunción de responsabilidades y la lealtad al grupo por parte de cada uno de sus miembros.
Ya tendremos ocasión, al finalizar la singladura, de estar en la certeza o no sobre si se ha hecho lo mejor y de la manera más correcta. Así el tiempo será la mejor herramienta para saber si estábamos en lo cierto o hay que adoptar otro tipo de decisiones. Pero ahora toca remar, y hacerlo con la ilusión y el brío que da la juventud, para algunos que ya peinamos canas, al menos la del alma.

Cerraba el gran general su carta con estas mismas palabras “Si un día tu corazón fuese mordido por el pesimismo, y roído por el cinismo, que Dios quiera tener piedad de tu alma de viejo.”, a lo que yo añado, que no entiendo la magnitud de tu frustración Jose María Aznar, y ni me imagino la incalculable ponzoña que te invade para no poder actuar como debieras, porque en tiempos difíciles es cuando los principios mandan.

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