"EL FINAL DE OTRO CAMINO", artículo publicado en Diario de Pontevedra el 17 de junio de 2018
Es encomiable la responsable
y rápida respuesta de ayuda que han brindado ayuntamientos de toda España,
además de varias comunidades autónomas para acoger a los más de seiscientas
vidas que navegaron hasta el puerto de Valencia en el buque “Aquarius”.
Enhorabuena a todos, y
en especial a los que más cerca nos toca, como al ayuntamiento de Pontevedra
con una ejemplar decisión unánime de su Corporación, así como a la Xunta de
Galicia, que en la misma mañana del pasado día 12, martes, el presidente
Nuñez Feijóo le comunicaba al Gobierno de España,
“competente en la gestión de políticas de asilo”, la disposición de Galicia para
“acoger a las personas rescatadas que le fuesen asignadas”, estas fueron sus
palabras, completadas posteriormente por el Conselleiro de Política Social José
Manuel Rey que era quien debía de dar inicio de activación al protocolo de
colaboración bilateral entre ambos gobiernos.
Por desgracia este no
va a ser el último capítulo de una terrorífica serie, y por ello, y a través de
este artículo de opinión, quiero denunciar los miles de tremendos dramas
personales que viven todos aquellos que son carne de cañón para las mafias del
tráfico de personas y de esclavos; sí de esclavos en pleno siglo XXI, han leído
bien.
Se me abren las carnes,
creo que como a todas personas de bien, cuando conocemos tantos infortunios y
desgracias como desde hace tanto tiempo, y en especial a estas más de 600
personas que fueron rescatadas por el buque francés Aquarius, esta misma semana
y que ya están en nuestro país; sin poder olvidar entre otras, la escalofriante
imagen del cuerpo de Aylan, aquel ángel sirio de tres años muerto en una playa
de Turquía.
La ayuda al “Aquarius”
era de urgente necesidad, pero no obviemos que esto solo es una tirita puesta
sobre una herida con una hemorragia de tal magnitud, que al menos necesitaba un
torniquete, a la espera de la gran cirugía.
Hay acontecimientos en
este convulso mundo, que ni tan siquiera tienen una posible solución aunque la
humanidad se ponga de acuerdo al 100, me refiero a las catástrofes naturales
tales como erupciones volcánicas (como la de Hawái), terremotos, maremotos,
inundaciones, olas de frío …etc., las cuales a lo mejor pueden contenerse con
un acuerdo a nivel global para frenar el cambio climático; pero hay otras que
sí, como estas u otras tales como el germen del drama de la oleada de
emigración de África a Europa debido al conflicto en la República
Centroafricana, las guerras en Irak, Sudan del Sur, Yemen, entre otras
barbaridades.
Entonces, ¿por qué no
se toman cartas en el asunto?, porque desde que yo tengo uso de razón y
memoria, se ha pedido para el DOMUND, se han hecho donaciones de empresas y
gobiernos, en la ONU se creaba UNICEF, la FAO, ACNUR, y las grandes organizaciones
internacionales, y ONGs que destinan esfuerzos y fondos para estos países del
Tercer Mundo puedan salir de su anquilosamiento, pero vemos, que como si nada.
Ahí está el “quid” de la cuestión, no interesa.
Porque existen muchos
países de ese llamado Tercer Mundo que están inmiscuidos en la pobreza cuando
su realidad es que no son pobres; pero claro, el oro, el petróleo, el uranio,
los diamantes, los rubíes, el coltán, por citar algunas materias primas que
reinan en África, interesan de tal manera, que cuya más triste consecuencia
existencial es la lucha de poder sobre su monopolio, dejando absolutamente
aparcado el interés de los seres humanos que podrían hacer en y de su país, un
lugar adecuado para su vida.
Hoy domingo 17 de junio
de 2018, hay decenas de conflictos bélicos en contienda a lo largo del mundo,
tremenda cifra, horripilante noticia. Yo quería que lo supieran.
Pero si a ello añadimos
los intereses de los Señores de la Guerra, las mafias del tráfico de personas
(como, por ejemplo, las que desde las costas de Libia y Marruecos operan sin
alma ni razón, solo por el enriquecerse por las desgracias humanas que lo único
que quieren es huir de su tierra, no sin dolor, ante los conflictos bélicos,
hambruna y pobreza), sin olvidar los aun existentes mercados de esclavos como
por ejemplo en Sudán del Sur (que no entiendo cómo se le ha acogido como
miembro de Naciones Unidas hace tan solo siete años, permitiendo la esclavitud
en su territorio, la compraventa de personas en plazas públicas, y con edictos
tan escalofriantes como “se prohíbe más de un esclavo por familia debido a la
superpoblación”. Yo he visto fotografías de estos mercados de esclavos a donde
llegan hacinados en los trenes o a través de caminatas interminables, atadas
como piezas de carne en un expositor, sin ropa, sin condición humana…)
¿Qué quieren ustedes
que les diga? Pues que ante mi indignación, mi rabia exacerbada, mi saña, mi
enojo, y mi cabreo superlativo, todo esto podría desaparecer si los que más
mandan en el planeta en su conjunto, tomasen conciencia de la gravedad del problema;
y al mismo tiempo todas y cada una de las personas de bien, que somos las más y
que habitamos en este mundo de podredumbre de valores e intereses, deberíamos
de cantar al unísono nuestra disconformidad, nuestra aversión, y exigir a todos
esos gobernantes que se pongan ya “las pilas”; porque “Aquarius” hay y habrá
más.
Acoger a unos
refugiados era urgente, pero lo más que necesario es atacar el problema de
raíz, y así todas y cada una de las personas que viven dramas indefinibles al
tener como única posibilidad el huir de su cuna, pudiesen seguir allí en los
lugares que los vieron nacer, disfrutando de su tierra, de sus seres queridos,
el poder tener una oportunidad de realizarse laboralmente y como persona, sin
tener que renunciar a ello de forma tan dramática.
De nuevo Galicia es
tierra de acogida ofreciendo refugio y hospitalidad, como desde hace siglos
viene haciendo con los peregrinos que tenían su final de Camino en
Compostela. Ahora no iba a ser menos, y
esa hospitalidad se la ofrece a los que, también peregrinando, aunque de la peor
de las maneras, por necesidad y obligación, tienen aquí el final de otro
camino.







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