LA PASIÓN, artículo publicado en Diario de Pontevedra el día 5 de abril de 2015
En base a las distintas acepciones del diccionario de la RAE, la pasión es un sentimiento intenso, capaz de dominar la voluntad y perturbar la razón. Según lo leído, lo visto y tomando como base a definición de esa misma Real Academia de la Lengua Española, les propongo definir La Pasión (con mayúsculas), como un estado intenso de sufrimiento físico y psíquico elevado a la máxima potencia de aguante del ser humano.
Para los creyentes cristianos, Jesús es el Hijo de Dios que se hizo hombre, para los no creyentes un personaje de la historia de su tiempo. Para todos, lo comprobable es que fue apresado, objeto de los peores tormentos imaginables y finalmente crucificado.
“Así fue…”, esta frase la pronunció el entonces Papa Wojtyla cuando finalizó un pase privado para periodistas, teólogos y miembros de la Curia, a propósito del inminente estreno de La Pasión según Mel Gibson.
Fue esta, una película difícil de hacer desde el punto de vista artístico, técnico y audiovisual; no se podía tergiversar la Historia, había que escoger cuidadosamente los planos, los extras, las localizaciones, los decorados, las interminables sesiones de maquillaje; la interpretación de los principales personajes debía de ser meticulosa y,por si ésto fuese poco, el guión utilizado fue el original, escrito y pronunciado en arameo. Además de lo expuesto hasta el momento ,hoy día se sigue hablando de ella por el hecho que muchos de los espectadores que acudieron a verla en las diversas salas de exhibición no fueron capaces de aguantar hasta el final, porque la dureza de las imágenes hablaba por sí sola y, efectivamente, si la dureza en las imágenes de ficción es indescriptible, no quiero ni imaginar cómo fue la realidad, pero algo así debió de ser aunque me temo que peor.
Hace una semana llegaban a mis manos varios artículos sobre la descripción de este tema desde un punto de vista médico y créanme, me sigue costando asimilar las conclusiones de un depurado análisis documental extraído de las diversas y profundas investigaciones sobre la Sábana Santa hechas por el Catedrático de Fisiología e Higiene Profesor Doctor Rivero Borrel, de la Universidad de La Salle en México, uno de los mayores expertos y conocedores de los efectos fisiológicos de La Pasión.
Voy a intentar ser ecuánime y, mi intención es hacerlo desde un punto de vista humano, de una persona que no sea creyente pero que sea conocedora de la Historia, aun así, me cuesta poder llegar a comprender, semejante nivel de sufrimiento en una mente y un cuerpo que podría ser cualquiera de los nuestros.
La Crucifixión fue ideada por los persas 300-400 años a d.C. . Es posiblemente, la muerte más dolorosa planeada por el hombre; castigo inconmensurablemente cruel y abominable que provoca una agonía lenta, con el máximo dolor y sufrimiento psíquico y físico. Esta técnica de tortura y asesinato fue perfeccionada por los romanos; ellos fueron los mayores expertos.
En el caso concreto de Jesús, además de ese castigo, hay que tener en cuenta las 18 horas previas . Todo lo acontecido desde las 9 de las noche del jueves, cuando fue prendido en el Huerto de los Olivos, hasta la Muerte a las 3 de la tarde del Viernes en el Gólgota.
Las múltiples agresiones físicas y mentales pensadas para causar una intenso tormento y debilitar a la víctima para acelerar su muerte en la cruz; símbolo esta última, de la carga y pesadumbre de las culpas achacadas a lo más vil de la sociedad de aquel tiempo que, eran los destinados a sufrir este tipo incalificable de castigo.
En palabras del Dr. Rivero, los síntomas se iniciaron con la hematidrosis (sudoración de sangre), sigue con un cuadro de estrés, presión muy alta, el aumento del metabolismo en su fase catabólica, falta de sueño, cansancio, desgarros en la piel y tejido subcutáneos, quemaduras de tercer grado, pérdida de más de medio litro de sangre (por los 39 latigazos que la ley judía exigía y propinados a través de un flagelum), golpes en el pecho, en la región lumbar, altos niveles de secreción de adrenalina, 33 heridas alrededor de la cabeza y cuero cabelludo por la incisión de las espinas de, posiblemente una Poteriun Spinosun, con la consiguiente pérdida de hasta 330 ml. de sangre.
Según la estatura calculada por la Sábana Santa, Jesús habría tenido una estatura de 1,80 metros y un peso de cerca 80 kg, es decir, que su volumen circulante debió de ser aproximadamente entre 5 y 6 litros. El sufrimiento se acrecienta llevando a cuestas sólo un madero y la posible pérdida sanguínea de 10 al 12 %. A todo ésto hay que unir los efectos fisiológicos del estrés, de la pena de la traición de un amigo y del ayuno agudo. En este momento podríamos decir que se encuentra en la clase I del choque hipovolémico, más aparte debemos descontar las pérdidas insensibles, que posiblemente haya tenido hasta esta parte de la pasión.
Le escupieron, le abofetearon y lo golpearon con la vara, lo humillaron, le arrancaron de nuevo la ropa, reabriendo, probablemente, las heridas de la espalda (Jn 19, 2-5, Mt 27, 27-30; Mc 15, 16-30); con todo esto, las condiciones físicas de Jesús antes de la crucifixión debían de ser más que críticas. Llevaba toda la noche caminando, sin dormir ni comer; con la piel destrozada por la flagelante. Por si fuera poco y sin poder entrar a valorar el daño psíquico, añadíroslo las lesiones musculares y nerviosas de haber sido clavado (porque la mayoría eran atados), y las múltiples fracturas que ya tendría en su cuerpo. La muerte real , quizá hubiese sido por un paro cardíaco.
No pretendo hacer amarillezco, sólo pretendo tres cosas. Una de ellas, recordar a esos cristianos valientes en África, Siria e Iraq que están dando su vida por mantenerse firmes ante la Cruz en la que creen, mientras Occidente mira para otro lado. La segunda, decirle a los creyentes practicantes o no, que aprovechen estos días para hacer una introspección y ahondar más en las vivencias de La Pasión de Cristo pero no, para hacer gore sino, para acercarnos y sentir el grado del verdadero Amor que Dios Padre tuvo para con nosotros. La tercera y última va dirigid a los que no creen, a los que con toda humildad les pido RESPETO, el respeto que como ser humano yo le profeso a cualquiera que hubiese vivido la décima parte de este castigo .
Y termino este artículo como lo empecé.
Allí les proponía la definición, pero después de resumir los estudios desde el punto de vista fisiológico de este inhumano episodio en la Historia, creo que podemos concluir con la definición siguiente; estado intenso de dolor, sufrimiento físico y psíquico elevado a la máxima potencia de aguante del ser humano, La Pasión, así fue.
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