SIN IDENTIDAD, artículo publicado en Diario de Pontevedra el día 14 de marzo de 2015

Cada día que pasa en mi vida y según voy cumpliendo años, con lo que todo ello conlleva, en vez de entender mejor al vecino o vecina, los entiendo menos…o es que emitimos en distinta longitud de onda, que también puede ser, o como relataba Sócrates explicando un silogismo filosófico relacionado con una respuesta oracular de una pitonisa de Delfos … sólo sé que nada sé.

Desde tiempos inmemoriales, el individuo ha sentido necesidad de pertenecer a un grupo, y la noción de ese sentido puede estar vinculada al proceso fisiológico de recepción y reconocimiento de estímulos que se realiza mediante los sentidos, a la razón o a la finalidad de algo. Cuando se trata de analizar el comportamiento de ciudadanos, se suele utilizar el concepto de grupo de pertenencia que, hace mención a la comunidad social del que forma parte una persona al compartir valores, creencias, gustos o comportamientos. La pertenencia a estos conjuntos, permite que el individuo (ciudadano) se sienta acompañado por pares y ello le ayude a desarrollar su identidad.


Esta toma de conciencia que cada uno de nosotros tenemos de dentro hacia a afuera y de afuera hacia dentro del grupo es lo que nos define como tales y lo que nos marca nuestra identidad.

Por ello, yo me siento muy gallega, más gallega que un grelo o un pulpo de Ons, más gallega que una queimada, que el romano faro de Hércules, que la Sierra del Caurel o las Burgas de Orense. Más gallega que una piedra de la catedral de Santiago, o cualquiera de los puentes de mi adorada Pontevedra, ¿por qué?, porque soy española. Y soy española porque soy gallega, porque me encanta la sidra asturiana, las anchoas de Santoña, ver bailar un aurresku y cantar zortzikos, ir a los sanfermines, disfrutar del frio cierzo en los Monegros, de las gambas rojas en Palamòs, de un maravilloso arroz en la Albufera, de los melocotones de Cieza, de la feria y del fino andaluz, de las cigüeñas en Guadalupe, de la judería en Toledo, de un buena pulga de calamares al son de un chotis madrileño, de unas patatitas a la riojana, de una copita de Ribera del Duero acompañada de un quesazo manchego y un buen jamón de Jabugo, de un extraordinario rape al Rusadir, el postre de bizcochos de Soletilla, ese atardecer en Formenteray una interminable sesión de sol en Santa Cruz. ¡Qué suerte haber nacido en esta maravillosa tierra, España!.


Les aseguro que no entra en mis entendederas por qué la gente reniega a una identidad común, y en este caso, así de completa, bonita y única. No entiendo por qué se revela de forma incomprensible cuando se iza su bandera y se escucha su himno, dos piezas clave de la representación simbólica de nuestro país llamado España, que es de todas y todos los españoles, pero un país que cada día tiene menos de común entre sus miembros y,  país en el cual, hasta un partido de fútbol acaba convirtiéndose en un ataque a los símbolos de la nación. 

Es triste que circulen por las redes sociales mensajes de campaña pro-himno nacional porque en la final de la copa del Rey de fútbol, existen otros mensajes que piden dar la espalda y se pite cuando suene el himno. 

Lo voy a dejar por escrito, y a los libros y la Red les remito si no me creen, pero es mi obligación explicar la verdad y esa verdad estriba en que el actual diseño de Bandera Nacional surgió con el Real Decreto de 28 de mayo de 1785, con Carlos III. El Himno en 1761. No lo confundáis ni intentéis confundir a los demás con nada que tenga que ver con la Historia de España entre los años 1936-1975.NADA.


A veces pienso que se ha perdido la idea de España, y hasta qué punto estamos asistiendo al final del concepto de nuestra identidad, exclusiva identidad española que hasta tenemos que sacarnos de la manga una MARCA ESPAÑA para preservarla, cuando España, vende sola desde siempre.

Al final, tendré que darle la razón al teutón von Bismarck que ya en el siglo XIX decía,  "…Estoy firmemente convencido de que España es el país más fuerte del mundo. Lleva siglos queriendo destruirse a sí mismo y todavía no lo ha conseguido…”, pues dos siglos después… erre que erre ahí seguimos, con la negación de la evidencia.

¡Cuánto daño se ha hecho a la educación desde los ochenta!, consecuencia, individuos sin la información adecuada, que te puede gustar o no y compartirla o no, pero también con una gran falta de formación en valores porque, cuando menos hay que aprender a respetar.

Queridos conciudadanos confusos o mal informados, decir que eres español, o cuando menos, que respetas tu bandera y tu himno, no es sinónimo de ser facha (otro día explicaré de donde viene este término y su mal y/o interesado uso por algunos), a ver si espabilamos!!!!, ser español, es sinónimo de ser de aquí, ¡caramba!, ¡que ya está bien!, como ser alemán es ser de Alemania, portugués de Portugal, Chino de China y maorí de Nueva Zelanda. ¡Vamos! como para negarle a un born in the USA que es norteamericano, por cierto, a ninguno de los cuales me los imagino silbando o dando la espalda en la final de la super Bowl cuando suena su himno.


Yo, de verdad, no sé en qué tipo de país vivimos o con qué tipo de especímenes comparto vecindad civil, porque hasta el paramecio Bursaria vive en simbiosis con algas zooclorelas, y nosotros, ¿ no somos capaces de, simplemente asumir que vivimos bajo el mismo cielo en este trocito de península ibérica?. Una de dos, o hay algunos que no llegan ni a paramecio, o nos estamos quedando sin identidad.


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